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APRENDER Y OLVIDAR

Política Internacional - Por El Pirata

Noticias Internacionales

La marca de la pandemia

El Pirata @PirataEcdqemsd | 13 de Abril de 2020 | ECDQEMSD Podcast

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Bienvenidos a las noticias internacionales y los aprendizajes que parecen florecer al calor de la información monotemática y la experiencia de un planeta que, aunque en diferentes idiomas, habla de lo mismo. Algo primordial, en todo suceso que nos ocurra, es reconocer qué es lo que hemos aprendido del mismo.

No importa si se trata de un drama o un triunfo personal, no importa si hablamos de un éxito o una amenazante pandemia global.

Qué aprendimos? Esa debería ser siempre la parte más importante del hecho en sí.

Y más allá de eso, también es importante resaltar que ni siquiera lo aprendido debe darse por hecho. Porque sobran muestras de las veces que olvidamos lo aprendido confirmando que entonces no habremos aprendido nada.

Pero sin duda está situación mundial nos va enseñando cosas a medida que se desarrolla. Cosas que aprendemos, cosas a las que nos resistimos, cosas que preferimos no ver y estallan en nuestra cara y cosas que aprendimos por el hecho de sernos ajenas pero que siempre estuvieron allí dispuestas a enseñarse cuando estuviéramos interesados (u obligados) a verlas.

Aprendimos que todo el presupuesto que los estados pudieran destinar a ciencia y salud es completamente debatible hasta que la salud general de la población está en riesgo.

Aprendimos que hay personas que necesitan del día a día para sobrevivir económicamente.

Aprendimos que, cuando todo se paraliza, la cadena que une al campesino con el gerente de la torre financiera del centro de la urbe de cemento, no es tan indirecta o invisible como se percibe a diario.

Aprendimos que los niños todo el día en la casa son un pequeño dulce castigo; para los niños y para los padres.

Aprendimos que hay amores de pareja que son enormes, pero a veces no para tanto.

Aprendimos que las rutinas son tan horribles que a veces hasta se extrañan.

Aprendimos que los países se pueden detener, de pronto, como cuando uno se detiene entre la sala y la cocina pensando que era lo que había ido a buscar. Lo que todavía no sabemos es cuánto tiempo uno se puede quedar parado entre la sala y la cocina.

Aprendimos que la higiene personal, la limpieza, la distancia y las medidas de seguridad son relativas y debatibles, hasta que su ausencia se convierte en el caballo de Troya.

Aprendimos que, hasta en el peor escenario, todo ser humano, en mayor o menor medida, tratará de sacar ventaja. Que todo lo solidarios, altruistas, bondadosos y generosos que podamos ser se va cerrando a medida que crecen nuestras necesidades acuciantes.

Aprendimos que hoy regalar alcohol en gel, cubrebocas o una distancia respetuosa, es completamente coherente con la actualidad que nos toca. Feliz cumpleaños por teléfono, mensaje o video llamada a quién corresponda.

También aprendimos que había gente que viajaba horas y horas desde sus casas a sus trabajos. Que las enfermeras y enfermeros son personal completamente indispensable. Que siendo médico hoy puede que te miren con respeto, con miedo o con indiferencia, dependiendo el estado de salud de quien te mire.

Aprendimos que el pobre casi siempre verá las noticias como asuntos que ocurren en un mundo que no le pertenece, excepto las policiales. Y el rico también, excepto las político financieras.

Aprendimos a fuerza que a veces no hay espacio para todos, que las fosas comunes como las de las dictaduras, las del narco o las de alguna guerra, hoy pueden mezclar ricos y pobres no reconocidos en una isla no muy alejada de Broadway.

Aprendimos que salir a comprar pan puede ser una aventura dependiendo en dónde vivas y que si bien estamos todos hartos de oír hablar del coronavirus no queremos oír habar de otra cosa.

Aprendimos que hay miles, millones de realidades sumamente diferentes. Que algunos hacen pan para comer y otros para subir videos a Youtube. Que hay personas que tienen gimnasios en sus casas, que sufren porque la cocinera no puede presentarse a trabajar y tampoco la niñera que, desde luego, se llevaba muchos mejor con los niños. Aprendimos que la cocinera sufre porque si no trabaja no come y que la niñera está lidiando con una, dos, tres quincenas que no sabe cuando acabaran.

Aprendimos que el mercado sigue abierto en ese lugar donde las fuerzas de seguridad no entran a cuidar tu salud sino a reventar a distribuidores de droga que no se cuadraron con los de arriba.

Aprendimos que los abogados que dan vueltas por las guardias de hospitales esperando accidentes viales hoy no tienen mucho trabajo y que los jóvenes borrachos y pendencieros que atascaban las salas de emergencia los fines de semana andan mucho más tranquilos.

También aprendimos que los gobernantes del mundo hacen con la pandemia lo que pueden; lo que pueden hacer en el tiempo libre que les deja el andar peleando entre si, negociar, tomar malas decisiones, disimular su ignorancia, hacer política de lo miserable, atender futuros electorales y hacer malabarismos con su imagen pública haciéndonos creer que realmente les interesa la salud de la población cuando en realidad lo que no desean es cargar con un número trágico de fallecidos que los quite del poder.

Aprendimos que podemos vivir sin deportes, sin teatro, sin conciertos, sin parques públicos, sin cines, sin estadios, sin restaurantes, sin bares y sin discotecas. Pero aprenderlo no significa que este bueno. Porque también aprendimos que todos los que de un modo u otro viven gracias a todo eso desmentirían por automática existencia el axioma original.

Aprendimos que hay cosas que son prioridades y cosas que no. Sin embargo es un aprendizaje temporal, porque todas las prioridades, como es lógico y natural, podrían cambiar si varía el contexto.

Nos enteramos, por si no lo sabíamos, que Rusia y los países árabes bajan o suben el precio del petróleo cerrando o abriendo un grifo, que Estados Unidos infla o desinfla la moneda a su antojo, que el que se cae del barco tendrá a disposición un salvavidas que posiblemente no funcione, que la Unión Europea no es tan unión ni tan europea, que China está a la vanguardia en muchos aspectos y que el manejo de la información es algo que aprendieron muy bien.

Gran bretaña aprendió que ser una isla no la aislaba del mundo. Italia aprendió que iba en serio. España aprendió que mejor temprano que tarde. Estados Unidos aprendió la tragedia de un gobierno federal más adepto a los anuncios impactantes que a las medidas consecuentes. Brasil aprendió el peligro de colocar a un charlatán en el poder. México quiere salvar todo el curso en la última semana y no sabemos qué vaya a aprender y China aprendió que hostigar y castigar a los médicos que hablaban, ya por octubre de 2019 de un nuevo virus altamente contagioso, no impide que el virus se propague.

Aprendimos que no necesariamente las iglesias estarán atestadas de gente en caso de una amenaza apocalíptica. Aprendimos que Semana Santa no era sinónimo de vacaciones. Aprendimos que puede haber imágenes de Time Square, de las calles de Hong Kong, de la Puerta de Alcalá, de la torre Eiffel, del zócalo, de plaza Murillo, del obelisco, del sambodromo y del Coliseo Romano sin gente.

Aprendimos que hay personas tan idiotas que preferirían tener Covid 19 con tal de que no dejen de hablar de ellas. Aprendimos que hay todo un mundo, un universo, que no está conformado por gente famosa, que no son estrellas del espectáculo, que no son ídolos deportivos, que no son periodistas de renombre y que pese a todo ese calvario de ser personas comunes: existen!!!

Y aparece el terror!!!! Imagínate que con los sistemas de salud desbordados esa gente, que no sabíamos que existía más que como extras de película, esté ocupando el lugar que podría necesitar algún famoso! Algún reconocido! Algún influyente! Algún político importante!

Es que nos enteramos que hay mucha gente que trabaja en negro, que no tiene cobertura social, que no tiene ahorros, que no posee cobertura médica, que no tiene ni si quiera la posibilidad de guardar distancia porque nos venimos enterando que las soluciones habitacionales que habían prometido todos los gobiernos quedaron en nada por aquel, aquel y aquel otro que se llevó el dinero a una cuenta en las Islas Caimán.

Y no es que a los gobiernos les preocupará mucho, pero hoy toda esa gente puede ocupar lugares importantes, y con lugares importantes hoy me refiero a camas en hospitales.

Entonces nos enteramos que hay una salud privada muy privada, y una salud publica bastante privada por razones de insumos y presupuestos. Nos enteramos que hay mafias. Que muchos delincuentes cambiaron de modalidad y como no queda de otra asaltamos camiones de reparto de alimentos o cargamentos de cubrebocas y alcohol en gel.

Si hasta nos enteramos de países enteros haciendo su oferta a pie del avión de carga para que esos cargamentos de medicina que iban para allá vayan para ese otro lado.

Y aprendimos tantas cosas. Los tiempos que lleva desarrollar una vacuna, los esfuerzos que llevan encontrar una medicina, las pruebas y errores que se cometen, la importancia de la buena información confiable; aprendimos para qué es que servía un secretario o un ministro de salud, como la economía y la salud de una población no pueden ser pensadas por separado; aprendimos que a veces la policía es necesaria y que los camiones militares son el más triste coche fúnebre que pueda existir.

Aprendimos que nuestra salud mental es importante, que el entorno influye y que somos seres sociales aunque seamos los más solitarios del mundo.

Aprendimos cómo es la vida del personal de salud con o sin pandemia, nos sorprendemos de las pocas horas de sueño y de las urgencias por las que pasan.

La lista es tan extensa de todo lo que aprendimos en tan poco tiempo, apenas unos meses. La proyección es que este curso de aprendizaje se extenderá bastante más tiempo del que desearíamos. Así y todo, con tal cantidad de presentísmo, con tal cantidad de horas cátedra, con tal cantidad de intensidad del curso: hay pocas expectativas de que todo lo que estamos aprendido hasta ahora nos sirva para aplicar una vez culminado este proceso educativo.

Posiblemente ya no nos interese, no nos importe, no le encontremos un fin práctico a lo aprendido.

Sin embargo hay detalles que quedaran como una huella mental. Como todo aquello que hemos aprendido en la primaria y hoy parece un vago recuerdo sin que podamos precisar exactamente que fue. Pero que sin duda, hace a los conocimientos que hoy poseemos.

Damas y caballeros: bienvenidos al kaos total!!!!!!

Bienvenidos Al Caos TotalEl PirataComentario EditorialECDQEMSD

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