INGRID EN EL MÉXICO ESOTÉRICO
El Pirata @PirataEcdqemsd | 17 de Febrero de 2020 | ECDQEMSD Podcast
Bienvenidos a las noticias internacionales y a una fotografía sin censura de la idiosincrasia latinoamericana.
El caso de Ingrid Escamilla en México nos expuso, más allá de, una vez más, a la pandemia femicida, a todos los aspectos contradictorios, o si se quiere formadores, de nuestras percepción cotidiana.
El fin de semana hubo marchas en Ciudad de México que volvieron a desatar el enojo y la indignación ante otro caso resonado de femicidio.
A Ingrid Escamilla la asesinó su pareja con singular violencia. La "prensa roja" expuso las fotografías más morbosas del crimen. Y los colectivos feministas volvieron a marchar.
A pocas cuadras de la marcha, en la Plaza Garibaldi, a puro mariachi, pretendientes se inclinaban ante novias, esposas y amantes jurando fidelidad con flores, chocolates y peluches. Estábamos en San Valentín.
Y esas imágenes paradojales se repetían dentro, fuera, arriba y abajo. En un país donde la prensa roja es institución, dónde cuanto más sangre en la portada más se vende, dónde buscamos desesperadamente el video o la fotografía de alguna ejecución, un asesinato o una riña con la mayor calidad, detalle y claridad posible, alguien quemaba un móvil del medio que publicó las fotos para saciar el apetito voraz del consumidor de ese tipo de noticias.
En un país donde se necesitan leyes especificas y Justicia a gritos, teníamos a un gobierno haciendo lo imposible por evitar el tema y a la jefa de gobierno diciendo "ahorita no" cuando un periodista le pidió unas palabras para las mujeres de la marcha.
Y teníamos rosas y chocolates, indignación, los del INAH evaluando los destrozos a la Puerta Mariana del rayado edificio de Palacio Nacional. Teníamos a jóvenes marchando con los datos duros de diez mujeres asesinadas por día en México y al asesino en video diciendo que "se le había metido el diablo en el cuerpo".
Y en ese México esotérico y metafísico todo es normalmente psicopatológico. Consumimos ávidamente documentales de asesinos seriales, nos encantan las historias de muerte y drama amoroso, elegimos la pantalla que más sangre y morbo nos despierte. Nos apasionan las historias de terror, nos gusta coquetear con lo gore y lo violento. Buscamos por toda la red el video que nos indigna, para indignarnos más.
Somos seres pensantes, analíticos, críticos. No podemos soportar que hablen de "se me metió el diablo en el cuerpo". Pero si todo falla lo intentamos con una "limpia", porque uno nunca sabe.
Prendemos veladoras, rezamos y vamos de rodillas al templo. Porque así nos enseñaron. En medio de la marcha del fin de semana una tía de la victima expresó que ella hubiera preferido que el homenaje a Ingrid hubiera sido marchando hacia la Basílica de Guadalupe.
Y no es crítica contra la fe, cada quien le prende velas al santo que más le cumpla. Pero esto pone de manifiesto todo lo expuesto anteriormente y porque nadie sabe como abordar este drama. Se lo pedimos al gobierno, pero si somos afines al gobierno mejor no pedimos nada porque la oposición se aprovecharía. Se lo pedimos a la virgencita morena, porque ella quizás puede hacer "alguito" para que descansemos en paz. Pero descansar en paz no me garantiza que ellas puedan salir a las calles, trabajar, estudiar o simplemente vivir en paz. Entonces señalamos a la justicia. Y la justicia en primera instancia es la policía. Y la policía no nos cuida. Y es cultural, histórico, estado opresor, machista. Y cómo revertir eso? Es un viaje largísimo, lento, generacional. Y de dónde sacamos la paciencia cuando vemos que los que tienen el poder no están dispuestos a encararlo?
Y de paisaje de fondo: los monumentos de la ciudad, los redoblantes batientes, los peluches y las promesas por San Valentín, un carro en llamas, mujeres policías tratando de frenar con gas rosa de los extintores a mujeres que iracundas rociaban de gas pimienta a las mujeres policías. Mujeres contra mujeres no entendiendo porque no todas están del mismo lado. Y mientras tanto, el diablo en el cuerpo, la victima fatal, el México esotérico y metafísico, la lucha de representaciones, el "ahorita no", el "ahorita sí", el odio al morbo y la búsqueda del video o la foto más sangrienta que podamos encontrar. El flagelo del narco y el éxito de las novelas que hablan del tema. El drama de los femicidios y el marchemos con diez muertas por día en las manos sangrantes a rezar a la iglesia mientras "las anarco" rayan la ciudad.
Y mientras todo esto sucedía teníamos a Lozoya, el expresidente de PEMEX, detenido y encarcelado en la costa azul española; el cerco sobre Peña Nieto cada vez más cerca; campesinos de una agrupación pidiendo reivindicar la memoria de Emiliano Zapata en el Bellas Artes; los mayores empresarios de México en la reunión de venta de billetes de lotería de López Obrador; la destitución del mando del penal de Zacatecas donde una presa fue violada, el detalle: había sido trasladada a un penal masculino.
Y más noticias daban la vuelta al mundo: la cuarentena china por el coronavirus de Wuhan empieza a dar resultados moderados y hasta los billetes usados entran en los escaners; comenzaba oficialmente el carnaval de Venecia; el gobierno de Burundi encuentra más de 6 mil cadáveres de la etnia Hutu en fosas comunes; y Donald Trump aplicó otra "latinoamericaneada" considerando que tiene el "derecho legal" a intervenir en la Justicia.
Guau! que cercano nos suena eso a los latinoamericanos! Verdad?
Y así, entre esoterismo y metafísica, entre realidad y dramatismo, entre números y vidas, entre rezos y "diablos que se meten", entre la desfachatez de los políticos y funcionarios con o sin micrófono: nosotros les damos la bienvenida al kaos total!!!l!!
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