EL ESTADO DE LAS COSAS
El Pirata @PirataEcdqemsd | 18 de Mayo de 2020 | ECDQEMSD Podcast
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Bienvenidos a las noticias internacionales y la necesidad de realizar algunos ajustes a conceptos clásicos socialmente aceptados.
Uno de esos conceptos, por ejemplo, es el que dice que el Estado somos todos.
La lógica en la que se basa la afirmación es que todos los ciudadanos sostienen con sus impuestos las finanzas de un Estado y por ende el Estado pertenece al conjunto de la ciudadanía que elige a quiénes estarán a cargo de la administración del mismo.
Puede que esa definición sea valida en algún Estado avanzado, de algún país desarrollado y con un alto grado de transparencia institucional.
Pero créanme que hay lugares en el planeta donde el Estado está muy distante de ser "todos". El Estado es más bien una lista de cajas con muchísimo dinero, una carta de impunidad, un amparo de inmunidad y un espacio de poder al que con más o menos democracia real, más o menos vocación de servicio y más o menos sinceridad, acceden grupos dispuestos a secuestrar el Estado de todos para conformar el estado propio.
Un Estado que tienen una Justicia aparte, una riqueza aparte, una seguridad aparte, una realidad aparte de la que tiene el resto del Estado... ese que somos todos.
En México, por ejemplo, el estado ahora es Andrés Manuel López Obrador. Con él el Estado es un estado nostálgico del poderoso estado petrolero de los setenta, un estado al que el Tren Maya le parece una idea genial, un Estado que pretende imponerse sobre la violencia y la delincuencia, ignorándola, un Estado que coloca la mirada en los ancianos beneficiando a algunos con una limosna gentil, un Estado que ve en el director general de la CFE a un hombre confiable, un Estado que sale cada mañana a explicarlo todo sin explicar nada y un Estado que cree que gritando que es austero realmente lo es.
Así el Estado, que somos todos, se subió a la 4T.
La 4T que se enoja con los periodistas que critican algo porque a la 4T no hay que criticarle nada. Un Estado que está genial para Carlos Slim porque no deja de ser su Estado, un Estado que está bueno para Azcárraga y que está guapísimo para Salinas Pliego. Un Estado donde por supuesto no solo manda Andrés Manuel, pero sus sugerencias determinan que realmente creamos que la referiría de Dos Bocas es una excelente idea y que ahora lo genial es que con la pandemia se viene una nueva realidad donde la solidaridad triunfará, hasta los científicos donaran sus salarios y no habría que medir más los productos brutos de los países porque esa es una visión mercantilista, neoliberal, que no pondera la felicidad de los pueblos.
Así se pusieron las cosas en plena pandemia amigos!
El estado somos todos, aunque no tanto en Brasil, donde el Estado es Bolsonaro que si dice que la cloroquina es buenísima para tratar el Covid-19 y al Ministro de Salud no le parece, pues que se vaya. Y así se va yendo parte de su gabinete. Pero no importa, porque todos serán remplazados por militares y miembros fieles al Estado. A este Estado brasileño, conformado por empresarios, militares, ciudadanos olvidados por el PT de Lula y el poder evangélico, un estado en sí mismo.
En Argentina el Estado, saqueado, fundido, despojado, violado, empeñado y girando en círculos persiguiéndose la cola, acaba de tomar la determinación, importantísima en tiempos de pandemia, de dejar de ser querellante en las causas que la Justicia le sigue a la ex presidente y actual vice Cristina Fernández de Kirchner. De este modo se caerán casi todas las causas que tenían a la señora y a sus hijos de protagonistas.
Porque el estado, que somos todos, cambió de mano, y entonces ya ahora a "todos" no nos interesa ver penalizada a la ladrona de la nación.
Ey, lo de "ladrona de la nación" no lo digo yo. Fue un error, o no, de la inteligencia artificial de Google cuyo buscador por varias horas respondió así a todas búsqueda realizada sobre la señora que encarna el sueño del Estado propio.
Estado que en Bolivia, por ejemplo, ya no es más Evo y sus amigos, ahora es "todos los que odiábamos a Evo y sus amigos". Pero todos, nunca somos todos. Igual que en Venezuela, donde el Estado es Maduro, Diosdado, los felices súbditos del reino que reciben la limosna alimenticia de los gloriosos revolucionarios empetrolados. Estado fabuloso que logró dejar al borde de la inoperancia a PDVSA, que se casó con el Estado cubano por cuestiones ideológicas, que le pide salvavidas a Rusia y China cada vez que le falta el aire y que ahora promete ir a elecciones legislativas. Porque es un Estado muy democrático y esa sería una buena manera de terminar de quitarse de encima a Juan Guaidó y su presidencia incomoda en la Asamblea Nacional.
El Estado somos todos, menos los que no somos. El Estado es esa pista donde bailan los que pudieron entrar para quedarse con la fiesta mientras nosotros llegaremos para barrer lo que queda, mendigar alguna sobra y beber lo que quedó en las copas.
Y las noticias nos dicen que en Alemania coincidieron manifestaciones de ultra derecha y extrema izquierda exigiendo al gobierno más apertura; en España aseguran que el pico de la pandemia quedó atrás; en Italia igual; trump acusa de todo mal a china y estados unidos espanta con las cifras de desocupación; la Bundesliga fue la primera liga de fútbol en regresar, el Borussia Dortmund se impuso por goleada al Schalke 04 con tribunas vacías y el mínimo contacto posible entre los jugadores, y el domingo se celebró el día de Internet: esa herramienta fabulosa que permitió que todos naveguemos por Youtube, Facebook, Instagram, y pasemos horas viendo videos de Tik Tok para comentarlos a través de grupos de Wathsapp.
El mundo no se salva porque no quiere!
Y porque quizá el mundo, al igual que el Estado en lugares donde el Estado en un fallido conceptual con dueños temporales, no seamos todos; aunque quieran convencernos de que sí.
Damas y caballeros: bienvenidos al kaos total!!!!!
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