REVOLUCIONES ROTAS
El Pirata @PirataEcdqemsd | 8 de Junio de 2020 | ECDQEMSD Podcast
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Bienvenidos a las noticias internacionales y todas las revoluciones que nunca llegan a serlo del todo.
Siempre que un hecho produce la indignación generalizada, y esa sensación se mantiene por unos cuantos días en el sonido de las calles, aparece una especie de ventana de tiempo donde muchos nos ilusionamos con un cambio, algo que producirá que el mundo tienda a ser más justo, más digno y que no haya vuelta atrás una vez alcanzada esa victoria.
Quizá las movilizaciones ayuden a que el racismo deje de ser solo una temática de debate hipócrita para cinco minutos televisivos y pase realmente a ser algo de lo que tomemos conciencia. Ojala luego de esto las fuerzas policiales sean más profesionales a la hora de actuar y no lo hagan como perros de caza sin distinguir en que situaciones utilizar la potencia de su mordida. Posiblemente aprendamos de todo esto y salgamos mejores como sociedad de esta crisis colosal.
Pero no hay modo. Siempre habrá malas interpretaciones, traducciones fallidas, desvíos de lo importante y derivaciones hacia lo mismo de siempre. Casi como el río que busca su cause. Porque hay a quienes eso les conviene, porque rápido nos cansamos, porque no estamos dispuestos a demasiados sacrificios.
Y pensamos: otro mundo más humano y solidario nos espera cuando termine la pandemia, otro mundo más justo y menos infame nos espera después de las movilizaciones de "Black Lives Matters", otro modo de contrarrestar la violencia machista nos esperaba después de cada grito rebelde en las marchas de los colectivos feministas, otra responsabilidad tomaran las autoridades frente a los abuso policiales tras las manifestaciones en Guadalajara, Jalisco.
Y la verdad es que las esperanzas se van esfumando frente a nuestra mirada. La verdad es que constantemente hay un desfile de revoluciones que quedan a medio camino entre un logro puntual y la nada.
Sí, que juzguen a los policías del caso que en otros casos similares quedaron sin condena, es una victoria. Sí, que algunos tomen en cuenta no tolerar actitudes machistas en su entorno, es una victoria. Si, que los que exigen en las calles que se cumplan sus demandas logren alguna que otra reivindicación, es una victoria. Sí, que esas victorias obtenidas no sean borradas con la llegada de nuevas formas de ejercer el poder, es una victoria.
Pero la historia nos dice que generalmente todo tiende a regresar a como estaba después de una explosión. Cómo si a las revoluciones o los cambios profundos los rigiera una ley física innegable.
Así como cuando Internet irrumpió revolucionándolo todo. Replanteando valores de una manera tan profunda como nunca antes. El acceso a la información, la libertad de expresión, la voluntad de elección, la valoración de la curiosidad, el acceso a herramientas de un modo más o menos ecuánime, el activismo solidario, el trabajo grupal, la creatividad sin la exclusiva ambición material, la noción de comunidad como unión positiva para responder a eternas necesidades de intercambio y aprendizaje.
Toda una autentica revolución. Existía un cierto aire de igualdad de oportunidades, de brisa fresca de cambio generacional, de victoria frente a los poderes históricos establecidos. Esos poderes que, por gigantescos, tenían poca capacidad de reacción y, por dinosauricos, tenían poca agilidad para comprender la dimensión del cambio. Así el poder se les extinguía como arena entre los dedos ante el dominio global de los usuarios ciudadanos del mundo; y cuanto más apretaban el puño más en ridículo quedaban.
Pero no pretende esto ser un nostálgico manifiesto de la revolución que no fue. Una copia infiel de la generación punk firmando contrato para llenar estadios. Tampoco pretende ser un recuerdo de cómo se veía la llegada del siglo XXI en las miradas de quienes se escondían en esas futurísticas salas húmedas y decadentes donde una fila de computadoras simbolizaban la interconexión global del verdadero poder subterráneo.
Poco más de dos décadas llevó a que el tembladeral aquel fuera solo un recuerdo. A que el poder vuelva a ser eso que con la fuerza del dinero se quitara de encima cualquier amenaza, como un toro se quita una mosca del rabo.
Las grandes compañías de telecomunicación cerraron el cerco del negocio; las grandes discográficas recuperaron su fuerza colosal; la gran amenaza de la industria maistream cinematográfica se saldó con Netflix; los gobiernos lograron controlar el flujo de información; dos o tres empresas crearon redes sociales para que no salgamos a navegar en aguas desconocidas nunca más; los teléfonos se multiplicaron para llegar a toda la población mundial; nos vendieron mil ideas nuevas e inocentes como generar videos para que otros los consuman con la promesa de convertirnos en estrellas por quince minutos; los medios de comunicación convencionales recuperaron su lugar preponderante y hoy un youtuber famoso no deja de ser lo que ayer era una estrella de la televisión, y hoy un influencer de instagram o twittero que impone temáticas no alcanza a despertar ningún interés sin la ayuda de los históricos poderes que después de asustarse un poco dijeron: "genial, les dimos libertad a los ratones del laboratorio y se quedaron con los chismes de las estrellas, viendo porno y repartiendo fake news por todas partes sin salir de sus jaulas".
Somos tan hipócritas que criticamos lo que consumimos con avidez. Y lo que más nos dan a consumir es aquello que más nos mantiene esclavos: telenovelas de narcos, grandes éxitos económicos de gente como nosotros pero que nunca somos nosotros, historias de crímenes, entrevistas a asesinos seriales, cualquier cosa que nos prometa sexo, muerte, humillaciones y violencia; y claro, un poco de historias de superación para ver si podemos despegar alguna vez de está vida miserable o al menos imaginar que no lo es tanto.
Y en toda la decadencia, aparecen prometedoras bocadas de revolución!
Será que la policía en Estados Unidos ya no actúe así, o al menos si así lo hace obtengan castigo? Será que los femicidios alguna vez serán tomados con conciencia social en Latinoamérica más allá de colocar líneas de ayuda y supuestos puntos seguros? Será que México desde ahora va a protestar realmente por cada muerto a manos de las policías pueblerinas que en gran número están corrompidos por la delincuencia organizada que coloca o quita alcaldes y representantes a su antojo?
Pocas esperanzas.
Todo tiende a como estaba antes de la explosión.
Después de todo: las restricciones, la censura, la persecución, la discriminación, la violencia, la injusticia, no son cosas que importen demasiado cuando no te tocan. Igual que poco importan los femicidios, el machismo, las redes de trata, la pedofilia, la sordera de las instituciones cuando no te tocan de cerca.
Sí, así como los que hoy no creen en la covid19 porque no conocen a nadie que la haya sufrido.
Cambios! Revoluciones! Cosas que ya no pueden ser, cosas que son, cosas que indignan y que parecen increíbles en esta actualidad. Cuando el poder del mundo parece decir: "vamos a comportarnos un poco decentemente ahora que todos nos están viendo".
Qué queda?
Parece que por ahora queda agradecer no haber sido George Floyd. Agradecer no haber sido una de las asesinadas en tiempos de pandemia. Agradecer no ser el anciano empujado por un uniformado en Buffalo. Agradecer no haberse contagiado de Covid19. Agradecer no haber sido detenido y asesinado como Giovanni López en Jalisco. Agradecer no haber sido negro en Minneapolis aquella tarde, agradecer no vivir en un pueblo donde la policía hace lo que le da la gana igual que el párroco, el juez y el rico, agradecer no ser pobre porque eso parece quitarte todo derecho. Y muchos gobiernos, para enmendar esa injusticia mejor le quitan, de un modo u otro, los derechos a todos.
El mundo es un lugar difícil. No alcanza con cancelar lo que no nos gusta, como creen los activistas twitteros. No alcanza con gritar bien fuerte si no perteneces a algún colectivo influyente. No alcanza con denunciar si no se hace eco de tu denuncia una cuenta con miles y miles de seguidores o la mismísima televisión. No alcanza con lograr la efímera satisfacción que da la valoración de miles de likes. No alcanza con ser popular cuando no te reconoces frente al espejo. No alcanza con sumarte a campañas contra el racismo, la violencia, el clasismo y la discriminación para sentirte más humano cuando ni siquiera sabes como disimular el racismo, la violencia, el clasismo y la discriminación que transpiran cada una de tus acciones.
Y así: entre revoluciones que no son, entre cambios fundamentales y profundos que solo quedan en la superficie, entre esperanzas y escenas impactantes que alguien se encargara de desmentir, entre los que sabemos que siempre pasa pero nos sorprende al verlo en video, entre los deseos de un futuro mejor y un presente poco auspicioso: nosotros les damos la bienvenida al kaos total!!!
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