EL SACRIFICIO DE GOBERNAR
El Pirata @PirataEcdqemsd | 12 de abril de 2021 | ECDQEMSD Podcast
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Bienvenidos a las noticias internacionales y la marcha ruidosa de todo aquello que nos quieren hacer creer que funciona silenciosamente.
Tuvimos un domingo de elecciones en Perú verificando una vez más que aunque nos quieran hacer creer que gobernar un país es puro sacrificio y amor por la patria, todos quieren estar allí: sacrificándose por una buena porción de poder.
Ecuador cerró el círculo de su eterna segunda vuelta y muchas cosas que parecían finalizadas regresaron en versiones recargadas.
La pandemia parece relajarse en algunos lugares del mundo como México, donde el semáforo se destiñe gracias a que todavía no nos van a cobrar los desajustes de Semana Santa.
Y mientras en algunos lugares del mundo todo empieza a relajarse, en otros, como Sudamérica, comienza a tensarse. En Brasil todo sigue mal, en Perú veremos como nos va después de los paseos cívicos del domingo pero la lucha por conseguir oxigeno sigue siendo colosal, en Chile parece que hacer todo bien no tiene tanto premio y está todo mal, en Colombia la situación es preocupante, y en Argentina el gobierno decidió que lo que funcionó una vez debe funcionar dos y cerró lo más que pudo con perspectiva a cerrar más si fuera necesario. La carta que autoriza: el sistema de salud al borde del colapso, la inminente falta de vacunas y el crecimiento de contagios.
En este contexto, donde seguimos aprendiendo sobre vacunas, negociación de compras, logística, salud, economía y educación, empezamos a ver los resultados de los experimentos desesperados de la primera etapa pandémica. Economía complicada, relaciones humanas quebradas, brecha distributiva ampliada, resignación de ciertos derechos, abusos en aumento, educación desmoronándose y sistemas de salud quebrados.
Y sin embargo, no hemos logrado alternativas a excepción de esperar que la vacuna haga su trabajo.
En este aspecto, el presidente de Estados Unidos se jacta de ir camino a la vacunación total, el de Rusia se preocupa por firmar la ley que le permita seguir en el poder, el de China nos brinda un informe que no convenció ni a los enviados de la OMS, en Europa se persiguen la cola con las decisiones que van tomando y mandatarios como López Obrador hacer gala de esa soberbia disfrazada de humildad que tan bien ha cultivado con el tiempo. Ahora el presidente mexicano se ofrece a ser vacunado, con aquella vacuna que despierte más dudas, la de Astrazeneca. Una especie de garante. Un gigante dispuesto al sacrificio en nombre de la patria. Porque el no necesita la vacuna, pero si sirve como ejemplo para la humanidad, o al menos al mexicano promedio que puede dudar de por qué su referente político no va a poner el brazo para el jeringazo, pues está dispuesto al sacrificio. Y con estos actos de conciencia donde el héroe toma dimensión de su propia figura y comienza los trámites para encargar su propia estatua dorada, esperando que el diseño no esté a cargo del que hizo el logotipo del Aeropuerto Felipe Ángeles, ampliamos la mirada al mundo donde tenemos más novedades.
Erdogan, con todos los refugiados sirios en la mano, humilló internacionalmente a Europa haciendo que los países miembros mordieran la toalla con tal de no hacer enojar al turco. "Cuanto lo lamento señora Ursula von der Leyen, no tenemos silla para usted, pero puede sentarse en ese sofá enorme que tenemos aquí" (En diplomacia muy pocas cosas son casualidad o no tienen intencionalidad simbólica).
Así Turquía puso de rodillas, o sentada, a la presidenta de la comisión europea.
Y mientras el mundo sigue negociando con desplazados, migrantes, refugiados y dinero fluyendo, para evitar que los problemas que barrimos debajo de la alfombra nos estallen en la cara, avanzamos con más noticias.
El palacio de Buckingham anunciaba la muerte del príncipe Felipe, duque de Edimburgo, esposo de la reina Elizabeth II desde 1947, cuando a ella le faltaban aún cinco años para convertirse en reina del Reino Unido de la Gran Bretaña de la post segunda guerra mundial, aquella Gran Bretaña de Winston Churchill.
99 años. La representación de un siglo cruzado por grandes guerras, por racismo, colonialismo, esclavismo, petróleo, naciones que supieron dominar los mares y así el comercio mundial; un siglo dominado por las crisis políticas, los cambios sociales, por las potencias culturales centralizadas, por las revueltas, por las grandes cenas y bailes de protocolo en palacios fastuosos con domingos de caballos, automóviles fabulosos, casinos y noches de opera y ballet.
Un siglo moría encarnado en la osamenta de un hombre, al que le tocó a los ojos del mundo (cada ser humano es un universo complejo) pasarla bastante bien, o al menos mejor que a un enorme porcentaje de la población mundial del siglo que protagonizó.
Y como el mundo no se detiene en pandemia, bueno, al menos no parte de él, en la frontera con Colombia, el ejército venezolano capturó a presuntos miembros del cartel de Sinaloa. ¿Si esto no es Latinoamérica unida no sé de qué estamos hablando?
En México seguimos con la mirada en Peña Nieto y Videgaray aunque todo el mundo hable del clan Guzmán y Frida Sofía o el reencuentro de Lucero y Mijares.
Y ahí van las imágenes que hablan por si mismas, un mono jugando con la mente, trabajadores de Amazon rechazando la sindicalización, el juicio que demuestra que el caso George Floyd fue un asesinato, la imparable ola de niños migrantes no acompañados que continúa, los grupos armados que se mostraron el fin de semana en Nuevo León, los Estados Unidos e Irán y las negociaciones en Viena, semana violenta en Belfast como en los viejos tiempos, el Real Madrid se quedaba con el clásico, ciudad de México probaba los altavoces, parte de argentina se inundaba por tanta agua caída, tornados castigaban en el sureste de los estados unidos y la represión en Myanmar continúa desatada.
Y así, entre príncipes y mendigos, entre pandemia y vacunaciones, entre expectativas y realidad, nosotros seguimos viéndonos al espejo pensando que hace un año imaginábamos que todo esto estaría superado y hoy estamos más cerca del Día de la Marmota, vacunados o sin vacunar, que del día en que la pandemia se convierta en una anécdota del pasado. Una de esas que el duque de Edimburgo podía llegar a contar sobre alguna peste de algún confín del "Commonwealth" en el club privado donde bebía buen escocés en su alborotada juventud.
Damas y caballeros: bienvenidos al kaos total!!!!!
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