EN CASO DE QUE EL MUNDO SE DESINTEGRE
A.T.A.C.
Pertenecemos a una generación que fue testigo del surgimiento y desarrollo de Internet.
La revolución que generó la posibilidad de uso de nuevas herramientas tecnológicas fue inimaginable.
La revolución, que terminaría siendo ahogada en parte por el poder sistémico, nos hizo vivir tiempos de esperanzas y mucho vértigo.
Estábamos ante un nuevo mundo, descubriendo la vulnerabilidad de un poder que tenía las llaves de todas las puertas pero que, de momento, no sabía la combinación de lo que estaba naciendo.
Vivimos un periodo explosivo y efímero de igualdad de condiciones. De náusea de las grandes empresas de multimedios, de los dueños mundiales de la información, la música, la imagen y el sonido.
Podíamos denunciar y gritar. Ser escuchados y ser temidos, respetados. Podíamos hacer, tener accesos a herramientas únicas y crear alternativas.
No nos ataban los “likes'' ni las ''vistas”. No nos atenazaban los censores y las bajadas de redes sociales. Éramos nosotros mismos, los usuarios, los dueños del aire, la red social en sí misma.
Todo tomó velocidad y las grandes corporaciones supieron canalizar a través del poder del dinero, y del poder invisible de la dependencia, aquel terror que sintieron a perder sus privilegios.
Las grandes compañías discográficas impusieron su criterio, los grandes medios de comunicación orientaron los hashtags y los nuevos influencers se convirtieron en las estrellas de ayer.
Un tiempo donde surgieron novedades imposibles y nuevas mega empresas. Donde muchos alcanzaron a dominar desde las redes sociales y convertirse en referentes y líderes de opinión con un público infantil de 10 años en promedio buscando claves para jugar a X o cual juego.
Pero los grandes supieron comprar aquello que no entendían. Supieron hacer lo que otros esbozaron. Los compraron, se asociaron, lo recrearon. En muchos casos lo hicieron más cómodo, amable, eficiente y rentable.
Lo libre se hizo limitado, la comunicación se hizo meme de sí misma y los gigantes defendieron su reino con singular eficacia.
Fue un comienzo de pocos hasta que a cada uno nos pusieron un teléfono móvil en la mano. Ya se volvió absurdo el café internet donde no había café y el sonido de horas de descarga para un dudoso archivo de sonido.
Fue un comienzo de búsqueda y curiosidad, de navegar la red de redes con el vértigo de quien navega un océano infinito con turbulencias, mares bravos, falsos tesoros, trampas y profundas implicancias.
Hubo represión. Nosotros mismos fuimos enjuiciados, acusados, perseguidos y soltados en un verde prado acorralado.
La radio como medio de comunicación también tuvo vértigo. Casi olvidó a los que querían oír y enloqueció por los que quieren ver.
La radio tuvo miedo como el mismo que tuvo con la llegada de la televisión.
La radio se olvidó que en dictaduras, en tiempos oscuros, en momentos de opresión y totalitarismos: fue el único medio que logró saltar el cerco, que logró romper el discurso oficial de mentira y persecución, que rompió la censura con “Audio Transmisiones Aleatorias y Clandestinas”.
Hoy el proyecto A.T.A.C de En Caso de que el Mundo se Desintegre intentará decirle a la radio que ya no tenga miedo. Que sacuda su complejo de inferioridad.
El proyecto A.T.A.C intentará recuperar la esencia que perdió el medio por creer que había llegado su tiempo. Como si la bicicleta hubiera decretado su final con la llegada del automóvil.
La radio no es imagen. El podcast es radio. El podcast no es imagen.
La radio es sonido. Es transmisión y recepción. Es un medio para comunicar, informar, entretener, difundir y acompañar.
Es sonido. Es música y palabra. Es decir y escuchar. Es silencio y vuelta a empezar.
La radio no es una playlist personalizada. Es mucho más. Es eso que suena mientras podemos hacer otras actividades, por ejemplo: disfrutar, llorar, reír, meditar, sorprenderse, debatir o bailar.
A.T.A.C. viene a reivindicar la radio. A reivindicar el sonido en tiempos de imagen. A reivindicar lo que flota en el aire, en el espacio, en tiempos de cuántos seguidores, likes, suscriptores o visualizaciones tienes.
A.T.A.C. es un manifiesto de En Caso de que el Mundo se Desintegre. un proyecto que reivindica la libertad, el sonido y la ilusión de una comunicación transparente.
No es nostalgia, no es volver al pasado, no es reconocer una revolución que no fue. Es abrazar a todos los que hacemos radio y decirles: la radio existe.
La radio y su transmisión efímera, su sonido en el aire, su incertidumbre de quién estará recibiendo la señal y quién la está emitiendo.
La radio y esas habitaciones a oscuras donde se sintonizaba para recibir palabras o melodías llegadas desde algún lugar del universo. Del inmenso y mágico cosmos.
Así como Starman entrando a nuestras habitaciones a través de las ondas radiofónicas. Así esas cosas que pasan en este momento en la tierra. Así como cuando una nave espacial realiza un llamado. Así como tratando de encontrar una señal que me sea comprensible, en caso de que el mundo se desintegre y comparta mi horror, mis miedos, mis alegrías y mis placeres.
A.T.A.C. juega con el término “ataque'', y con la acción de guerrilla sonora. imponiéndose por la velocidad y la sorpresa para suplir la falta de poder y fuerza. Un delicado movimiento de alguien que ingresa a una pista de baile en una fiesta de palacio a la que no fue invitado.
Con A.T.A.C. no deseamos que la transmisión quede grabada, que sea un archivo para la posteridad, que pueda ser escuchado en otro momento del que este pasando.
En Caso de que el Mundo se Desintegre fue el primer podcast de la historia y buscó romper la estructura rígida radiofónica temporal.
A.T.A.C. busca lo contrario, utilizar las herramientas de comunicación actual, pero en tiempos de archivos busca reivindicar lo efímero, el aquí y ahora, el presente, lo que está pasando cuando está pasando sin dejar rastro en la posteridad más que el recuerdo de aquello que ocurrió con la distorsión lógica de la memoria.
Esto no es una radio comercial, no es una radio con fines de lucro, no es una radio replicante de las lógicas generales de los medios rentables cuya renta es el fin último. Esto es una radio de una comunidad, pensada con la lógica de una comunidad. Sin Dragones Dorados no hay magia. Sin magia no hay ilusión.
En Caso de que el Mundo se Desintegre
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