
La mutación fue casi imperceptible y fue acompañando
el avance de los diferentes soportes tecnológicos.
Información, comunicación y entretenimiento
se fueron transformando en una misma masa deforme
y sin limites bien delineados.
El poder central comprendió que los medios
de comunicación eran la herramienta esencial de dominio.
Se creó una estructura basada supuestamente en la personalización mediática.
Productos específicos según los gustos del consumidor.
El programa Fiu Tur fue puesto a prueba mediante
el entrecruzamiento de los datos que el estado poseía
de cada ciudadano para entregarle infoentretenimiento
personalizado y controlado.
Tomando el perfil obtenido a través de su número de seguro
social,
el usuario del programa puede acceder al servicio teniendo la falsa percepción
de que la programación es confeccionada
y diseñada según sus gustos particulares.
Por supuesto, como todo proyecto ambicioso,
hubo cosas que no se tuvieron en cuenta.
Pequeñas grietas en el monstruoso sistema.
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