“En plena adolescencia, en la función de Navidad del colegio allá por 1962, David encabezó el programa tocando el saxo con su grupo George and The Dragons. La actuación fue un verdadero éxito”.
Frases como estas suelen abundar en las biografías que parecen querer hacernos creer que los artistas no se hacen sino que nacen. Sin embargo hay un poco de ambas cosas.
David Robert Jones nació el 8 de enero de 1947 en Brixton, Londres. Los primeros años de su vida vivió en una zona pobre habitada por familias que tenían algo en común: sus casas habían sido destruidas por el bombardeo a Londres.
Influenciado por su hermano Terry, David Bowie se acercó al jazz y a los escritores beat como Kerouac y Allen Grinsberg.
Las transformaciones serían un rasgo característico en su camino. Como siguiendo al pie de la letra la frase de Tom Waits: “No puedes dejar de estar en movimiento, ningún perro ha meado sobre un coche en marcha”, el medio en el que David se sintió cómodo fue el artístico y el estético, y el soporte intelectual: su mejor argumento. Pintar, escribir, cantar, diseñar ropa, actuar; cualquier camino hacia la expresión se presentó ante su mirada como útil para decir cosas.
Para 1966 adoptó el nombre que lo haría reconocido en todo el planeta: David Bowie. Algunos sostienen que el nombre fue tomado de la marca de un famoso cuchillo de caza americano, otros: que es el apellido de alguna de las ramas familiares de su madre. Su carrera a partir de entonces estuvo signada por los cambios y la experimentación. Aquellas épocas en las que tocaba donde podía, como una especie de marciano desesperado por hacer llegar su mensaje a alguien, fueron quedando atrás gracias a una suma de talento y esfuerzo.
Sin duda los ‘70 fueron su tiempo. Siempre en el equilibrio, como un ejemplo de la modernidad y de una década específica que cuestionaba límites (hija del Mayo Francés y del fracaso de los dorados ‘60), Bowie oscilaba entre la vanguardia y lo espectacular de la cultura mediática.
Como ejemplo alcanza ver la variedad de personajes que lo acompañaron en los diversos pasajes por los que transitó su carrera artística. Desde Mick Jaegger hasta Iggy Pop, desde Warhol a Lou Reed, los músicos y artistas más representativos de la época, ya desde un lugar de estrellas consumadas o como simbólicos exponentes vanguardistas, aparecían junto a su nombre dadas diferentes circunstancias.
Su carrera, que bien podía ser desarrollada a lo largo de muchas páginas, dejó discos antológicos, videos musicales históricos y películas como El Hombre que Vendió a la Tierra, Laberinto, El Ansia, y otras tantas donde lejos de aparecer como un músico exitoso dedicado a la actuación por cuestiones de marketing, demuestra que no es más de lo uno que de lo otro sino que pertenece a una especie en extinción de artistas integrales.
Inquieto, siempre buscando sus propios límites, siempre cambiando, siempre sorprendiendo. Los escenarios lo vieron con una simple guitarra acústica, con una super orquesta, con una banda conservadora, vestido de caballero inglés, de dama provocativa y hasta de una especie de bizarro marciano de cabaret. Aquel chico nacido en Brixton dio el mejor ejemplo de una vida en constante transformación cuando allá por el ´72 se convirtió en Ziggy. La puesta en escena, en la que colaboró nada menos que Lindsay Kemp, mostraba un escenario construído a distintos niveles y con andamiajes que facilitaban los cambios de vestuario. Aparecían sobre las tablas no sólo los Spiders Fron Mars y los músicos sino también el grupo de danza de Kemp. Hielo seco, luces y el espectáculo de rock más extravagante que se haya presentado en Gran Bretaña fue sin duda uno de los puntos más altos en la camaleónica carrera de Bowie, pero la controversia estaría presente como en cada uno de sus proyectos; mientras algunos (como Lou Reed) catalogaron al espectáculo como el más maravilloso que habían visto, otros no dudaron en esbozar críticas encarnizadas sobre la estrella de rock y el sobrepeso de ese Kemp que bajaba con disfraz de ángel mientras Bowie entonaba “Star Man” para cerrar con una versión sollozante de “Over The Rainbowl”.
Así, el Duque Blanco, llegó a todos los límites estéticos, bordeó todas las fronteras musicales, y esa curiosidad inquieta y esa búsqueda permanente de códigos novedosos es lo que aún lo mantiene tan vigente.
Bowie no se privó de nada: teatro, cine, música
y cuanto medio expresivo pudiera enumerarse fue recorrido con su estilo de
manera eficiente.
Hacer un punteo de su discografía y filmografía no haría más que corroborar la
productividad de este artista.
Ziggy Stardust, Suffragette City, Changes,
Fame, Ashes To Ashes, Fashion, Heroes, Modern Love, Blue Jean y una larga
lista de temas que se acrecienta con cada disco nuevo han quedado
como
marca registrada de un artista que, de tan influenciado, se ha vuelto uno de los
más influyentes y que, de tan abierto a los cambios, volvió imposible, a los
gustosos de los generalismos, encontrar en pocas palabras un término acabado de
lo que su obra representó en las últimas tres décadas.
La última travesura de Bowie lo
encontró protagonizando junto al novelista William Boyd un episodio creativo por
demás significativo en muchos aspectos. Reuniendo a la crema del mundillo
artístico y a los críticos neoyorquinos más renombrados presentaron la biografía
de «Nat Tate», un pintor exquisito y depresivo que, luego de quemar toda su
obra, saltó desde el ferry para darse muerte a corta edad de 31 años. Muchos
comentaron la maravilla de su obra y otros, inclusive, hacían alarde de haberla
visto. La gala terminó con Bowie legitimando la cuestión leyendo fragmentos de
la biografía escrita por Boyd.
Días después se conoció la verdad, pequeño detalle: el pintor Nat Tate jamás existió.
Debe haber sido imperdible el momento en que
Bowie y Boyd rieron de la broma, que no hizo más que dejar en ridículo cierto
aspecto real del mundo del arte, pero más fascinante aún debe haber sido estar
en el momento en que los críticos parlanchines se enteraron de la verdad.
Más allá de anécdotas como esta,
David Bowie es todo un símbolo de la época más turbulenta y destellante
de la historia de la música moderna.
Las andanzas de este duque parecen no tener fronteras en lo que a la esfera cultural se refiere. Musicalmente está, como siempre, preparando material para una nueva placa; como se aburre con una sola tarea se hizo tiempo para fundar una editorial y una galeria de arte a la cual podemos acceder, mediante internet (www.bowieart.com/), tanto para curiosear sus obras como para comprarlas.
Mucho es lo que se podría agregar de este artista, ya desde la crítica o desde una posición de devoto admirador de su obra. Lo indiscutible de la cuestión es que David Bowie parece resistir el paso del tiempo con solvencia, apoyado sobre una fórmula que le impide estarse quieto. Escribió páginas importantes de la historia musical de las últimas décadas, se mostró alternativo, pragmático, comercial, vanguardista , equilibrado y extremista a la vez. Hoy, mitad figura de culto por su pasado, mitad admirado por su presente, David se muestra tan vigente como siempre. Siempre un paso adelante, atrás o a los costados, pero nunca «parte del rebaño».
Bowie parece tener las llaves de la máquina del tiempo.
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david Bowie
Discos de david bowie
DAVID
BOWIE
LOW - 1977
Una de las figuras más controvertidas e importantes de la música de las últimas décadas. Convertido en una especie de disco mítico, Low, muestra al Duque Blanco en una de sus camaleónicas etapas, en muchos casos, anticipatorias de los rumbos sónicos estéticos que luego cultivaría el resto. Low aparece como un compendio equlibrado y sorprendente entre un ambient experimental, donde participa Brian Eno, y temas que ya son clásicos del glamuroso rock pop de Bowie. Always Crashing in the Same Car, Sound and Vision, Weeping Wall, son sólo algunos buenos ejemplos.
DAVID BOWIE - HEATHEN - 2002
De la mano de Tony Visconti, (productor del mejor Bowie) “Heathen” se
presenta como el disco que hace resurgir al músico y ubicarlo nuevamente
en ése lugar de privilegio que ocupa en el mundo de la música.
Se trata de un disco de canciones
puras, en el que Bowie parece querer resaltar su condición de interprete
vocal por sobre todas sus otras virtudes. Cada tema hace recordar a una
época o a un disco suyo.
En "Slow burn" (primer corte del disco)
participa el guitarrista
Pete Townshend, ex The Who, con un riff que evoca a Robert
Fripp en "Héroes". Excelentes coros y vientos. Podría tratarse
tranquilamente de una canción de “Scary Monsters”.
Se destacan también algunos covers
como: “Cactus” de Pixies, “I've Been Waiting For You” de Neil
Young, aunque ya interpretada por él en algunos conciertos durante
Tin Machine 91 tour, y “I Took A Trip On A Gemini Spacecraft” de Norman
Carl Odam.
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Teléfono Móvil como Consola
El juego situará al jugador en una Springfield arrasada por un desastre nuclear, y el objetivo será reconstruirla.
The Dark Knight Rises
Se trata de la tercera entrega de la trilogía iniciada en 2005 con Batman Begins y continuada en 2008 con The Dark Knight.
Gran luchadora para evitar el Game Over
Estás sentado frente a la consola, vas a jugar Street Fighter, el clásico juego de más de dos generaciones, y entre los personajes a elegir está... Hello Kitty!!!