La hora del
documental
En una tendencia marcada desde años
anteriores, el documental ocupa cada vez mayor espacio
dentro de la programación del Festival, llegando este año a
participar de la competencia oficial. De los documentales
que integraban esta sección pudimos ver The Irrational
Remains (Thorsten Trimpop – 2005) que cuenta la historia
de dos amigos que quisieron escapar de Alemania Oriental,
pero que fueron detenidos en la frontera por la Stasi, la
policía del régimen. Trimpop acierta al reflejar en los
testimonios de los propios involucrados, cómo ese hecho
marcó sus vidas, así como también la de otra amiga que no
quiso escapar, pero que también sufrió las consecuencias de
la intentona de sus amigos. Otro de los aspectos
interesantes de este pequeño filme, son los rencores que se
tienen mutuamente y la lucha de los protagonistas por
reconstruir sus vidas una vez que el muro cayó. Sobre el
final, el realizador logra el reencuentro de los
protagonistas, después de dieciséis años, pero
inteligentemente la cámara se aleja de ese momento crítico e
íntimo. “Yo tenía la esperanza de que, de algún modo, los
tres encontrasen la manera de recomponer su relación. Pero
la realidad parece ser distinta”, afirmó el director.
En la sección Trayectorias, vimos
Nothing Ventured (2004) del realizador checo Harun
Farocki. En este interesante documental, Farocki nos muestra
las intensas negociaciones entre una empresa familiar con un
producto posiblemente rentable y una empresa dispuesta a
invertir capital (“capital de riesgo”). El filme refleja la
transformación sufrida por el capitalismo, ahora lo que
importa son los números, no los productos. Posteriormente a
la proyección, el realizador dio una pequeña conferencia
donde las preguntas del público me hicieron huir despavorido
de la sala.
En
la misma sección, nos maravillamos ante Cinévardaphoto
(2004-1982-1963) de la veterana realizadora Agnés Varda.
Cinévardaphoto está compuesto por tres documentales:
Ydessa, les ours et etc., muestra la
exhibición de la extravagante curadora Ydessa Hendeles,
donde se pueden apreciar miles de fotos de personas con
ositos de peluche en diferentes épocas, mientras que en la
habitación contigua hay una figura de Adolf Hitler. La
cámara de Vardá se pasea por las distintas fotografías,
descubriendo diferentes sentidos. En Ulysse,
la directora reúne a los protagonistas de una fotografía que
había tomado casi treinta años antes. A través de ello,
consigue una interesante reflexión sobre el pasado y el paso
del tiempo. Por último, Salut les cubains
realizada a partir de fotografías tomadas por la propia
Varda tiempo después de la Revolución, ha quedado un poco
añejada, pero refleja el espíritu de la época.
Luego de recorrer exitosamente varios
festivales, pudimos ver en el Bafici Inside Deep Throat (Fenton
Bailey, Randy Barbato – 2005) sobre la mítica película
Gargante Profunda. Esta película que marcó el inicio
del cine pornográfico como fenómeno masivo, también despertó
a los espíritus más reaccionarios de la sociedad
norteamericana. Bailey y Barbato relatan el proceso de
producción de este filme y las repercusiones que generó al
momento de estrenarse. Sorprendentemente – o no tanto – las
cosas parecen no haber cambiado mucho.
Por último, vimos dos películas de los
hermanos Maysles. What´s Happening!
The Beatles in the USA (1964) acompaña a los
Fab Four en su primer visita al gran país del Norte.
Mostrando la intimidad del grupo y reflejando el
desconcierto que les causaba a sus propios integrantes el
fenómeno que despertaban, la película es un claro ejemplo de
cine directo y anticipa el estilo del primer filme de
ficción de los muchachos de Liverpool. En Salesman (1969),
los realizadores junto a Charlotte Zwerin acompañan a un
grupo de vendedores de biblias por el interior de los
Estados Unidos. Siguiendo a uno de los vendedores
desencantado del sistema (los otros vendedores le dicen que
tiene una mala racha), la película reflexiona también sobre
la religión y la fe en la sociedad americana.
Trayectorias
En
esta sección (una de las más interesantes del festival),
además de la ya mencionada Nothing Vetured de Farocki,
vimos una serie de películas para destacar. Comenzando con
The Raspberry Reich (Bruce LaBruce – 2004), “una
película pornográfica de arte que, como todos mis films,
utiliza la pornografía como un disparador para examinar las
políticas sexuales y el radicalismo homosexual”, según las
propias palabras del realizador.
Por Clean (Olivier Assayas – 2004),
su protagonista, Maggie Cheung ganó un premio por su trabajo
en el Festival de Cannes del año 2004. Cheung interpreta a
una adicta a la heroína que después de la muerte de su
esposo, y después de que le sacaran la custodia de su hijo,
decide intentar reconstruir su vida.
Clean
relata el lento y dificultoso proceso de recuperación,
reflejando el esfuerzo y las dificultades que debe enfrentar
su protagonista. Tanto la Cheung como el veterano Nick Nolte
están soberbios.
También fue reconfortante volver a
encontrarse con Jean-Luc Godard con su maravillosa Notre
Musique (2004), y maravillarse con la hipnótica y
cautivante Tropical Malady (Apichatpong Weerasethakul –
2004).
Plympton y Leaf
Con la presencia de Bill Plympton y
Caroline Leaf, el cine de animación tuvo un lugar destacado
en esta séptima edición del festival. De Plympton, un
verdadero cineasta independiente pudieron verse una serie de
cortometrajes – entre los que cabe destacar a Eat del
año 2001 – y cuatro de sus largometrajes : The Tune
(1992), tal vez su filme más conocido; el desquiciado y
con una dura crítica a la sociedad americana Mutant
Aliens (2001), I Married a Strange Person (1997)
y Hair High (2004).
De Caroline Leaf vimos The Metamorphosis
of Mr. Samsa (1977), basada en La Metamorfosis de
Kafka. Realizada con arena, y animada cuadro a cuadro sobre
un vidrio, refleja magistralmente el mundo kafkiano. Aunque
la directora aclara que “para hacer una buena adaptación hay
que contar la historia, pero no textualmente, no
literalmente, porque está hecha para otro medio”.
Fuller y nada más
Terminó el Séptimo Festival de Cine
Independiente de la Ciudad de Buenos Aires. Atrás quedaron
las polémicas, la gente correteando desesperada para
conseguir una entrada para alguna película que si se
estrenara en una sala comercial durante el año no la verían
ni locos, el meeting point y demás yerbas. Pero, como todos
los años, lo más importante es el cine que pudimos ver, como
la versión restaurada de The Big Red One del genial
Samuel Fuller (eso sí que era ser independiente). Y también
nos queda, como todos los años, la amarga sensación de todas
las películas que no pudimos ver y que difícilmente sean
estrenadas. Una vez lo encontraron a Federico Fellini
sentado en una silla, en el medio de un estudio y con un
aspecto realmente sombrío. ¿Qué te sucede?, le preguntaron.
“Es terrible”, contestó, “la cantidad de mujeres a las que
nunca le vamos a hacer el amor”. Esa es la sensación.
Hasta el próximo año.
por Nicolás Quinteros
ver cobertura del
festival por Gustavo Suarez >>>
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