Desde la caída del Muro de Berlín que marcó simbólicamente el fin de la guerra fría, el popular género de las películas de espías recibió un duro revés. Sin embargo, y a pesar de los avatares de la historia, el spy film continúa vigente (ya se anunció la nueva entrega de la saga del agente 007), toda vez que el convulsionado siglo pasado (y el presente), se encuentra plagado de oscuras tramas relacionadas al narcotráfico, al terrorismo, al tráfico de armas y al espionaje industrial, entre otros.
Pero al mismo tiempo de que el género encuentra nuevas “historias”, la formas narrativas siguen repitiendo los mismos esquemas de hace 30 o 40 años (con la maravillosa excepción de Mentiras Verdaderas (True Lies, 1994), de James Cameron). En La Supremacía Bourne (The Bourne Supremacy, 2004), la secuela innecesaria de la innecesaria Identidad Desconocida (The Bourne Identity, 2002), es un compendio de los lugares comunes del cine de espías: locaciones exóticas, innumerables traiciones, la CIA eliminando a sus propios agentes, el asesinato de la chica del protagonista y una intrincada historia donde se mezclan espías, empresarios corruptos, rusos (obviamente también corruptos), y un ex agente de la CIA convertido en una máquina de matar que sufre de amnesia y culpa, sin que falten explosiones, tiros y una extensa persecución automovilística por las calles de Moscú.
El director de esta secuela es Paul Greengrass, realizador de la muy interesante Domingo Sangriento (Bloody Sunday, 2002; estrenada recientemente en video), película que relata los trágicos sucesos ocurridos el 30 de enero de 1972 en la ciudad de Derry, Irlanda del Norte, cuando el ejército inglés reprimió una manifestación civil (asesinando a trece personas). Este film, al ser premiado con el Oso de Oro en el Festival de Berlín, posibilitó su estreno en los Estados Unidos por lo que los productores se fijaron en él para dirigir esta mega producción de Universal Pictures.
Greengrass traslada el estilo de su anterior film a La Supremacía Bourne. Pero mientras que en Domingo Sangriento la cámara en mano resaltaba el aspecto documental del film, una cámara “metida” en el medio de los hechos; en La Supremacía Bourne el abuso de este recurso se transforma en innecesario y tedioso, ya que Greengrass mueve incansablemente la cámara durante todo el film.
Volviendo al personaje de Jason Bourne, Matt Damon demuestra una vez más que sigue buscando su lugar en la industria del cine. Después de su sobrevalorado aporte a la película de Gus Van Sant, En busca del destino (Good Will Hunting, 1997) que lo presentó como el próximo niño prodigio, este limitado actor se debate entre convertirse en un galán o en un héroe de acción. Para colmo de males, Franka Potente – quien había trabajado también en la primera entrega – muere antes de la primera hora del film.
por Nicolás Quinteros
La Supremacía Bourne
Título original: The Bourne Supremacy
Director: Paul Greengrass
Intérpretes: Matt Damon, Franka Potente, Brian Cox, Julia Stiles, Karl Urban y Joan Allen
Guión: Tony Gilroy basado en el libro de Robert Ludlum
Producción: Patrick Crowley, Frank Marshall y Paul Sandberg
Duración: 108 minutos
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