Alguna vez escuché a un periodista mexicano de nombre David Páramo, realizar un comentario en torno a la construcción de los segundos pisos del periférico en la ciudad de México.
Dicho sujeto, enarbolado en su bandera de libertad de expresión comentó que los trabajadores de dichas obras viales, las más importantes de los últimos tiempos, eran semejantes “A los esclavos que construían las pirámides de Egipto”. Obviamente no tenía ni la más remota idea de lo que decía y mucho menos cuando observa esta construcción subido en su BMW y atorado en el tráfico.
Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Aparicio, hijo de uno de los mejores escritores mexicanos, Juan Rulfo, se adentra más en esta visión de los trabajadores dedicados a la construcción, aquellos que siempre son mal vistos y se les tacha de agresivos, irrespetuosos, mal hablados y comunes. Rulfo nos muestra la otra cara de ellos, en su documental “En el hoyo”.
La habilidad que el director había mostrado en su trabajo “Del olvido al no me acuerdo”, en el que con magistral visión y sensibilidad retomaba expresiones de personas mayores para construir de una manera simbólica la biografía de su padre al estilo Pedro Páramo; aquí es fundamental para contar la historia de siete albañiles y una policía de tránsito que desde el punto de vista de la gran urbe son sólo trabajadores, que no alcanzan siquiera la seguridad social o un contrato digno.
Pero para Rulfo son algo más, ya que escudriña entre albures, mentadas de madre, chiflidos, martillazos, varillas y cemento para abordar el comportamiento más allá del lugar de trabajo. Muestra la vida diaria en la construcción, la forma de pensar, así como las opiniones en temas como la vida, el amor, la política y sobre todo las creencias.
Tomando de pretexto estas creencias es como Rulfo se acercó a los trabajadores; sobre todo en México donde existe una leyenda para las edificaciones, la cual explica que para realizar una obra de grandes dimensiones, edificio o puente, alguno de los trabajadores tiene que morir en la construcción, porque es como “un pacto” para que la construcción no se derrumbe y su alma sirva como cimiento. “Y en esta ocasión, dicen que ya han visto a algunos compañeros que murieron en el proceso deambular por la zona”, comenta Natividad dentro del documental.
Esta mujer policía es el hilo conductor dentro del documental en el que ubicamos también a Chabelo, el Grande, Agustín, Vicencio, Tomás, el Guapo y el Chómpiras, quienes plasman sus sueños, la realidad, la vida, la muerte, la pobreza y la esperanza de quienes viven en la ciudad de México.
Rulfo exalta a estos individuos de una manera poética con diversos encuadres en los que observamos a los trabajadores “en las nubes”, pero también colgados de andamios y de muros, dejando a la percepción propia lo arriesgado de éste oficio.
En el trabajo de 80 minutos, filmado con cámaras DvCam/ Pal, Súper 16mm y 35mm, el director se toma su tiempo para que sean los mismos albañiles quienes cuenten la historia a su estilo, con un ritmo lento y con la inocencia que a muchos sorprenderá.
Los ruidos de claxon, martillos, varillas, silbatos y gritos son bien aprovechados “En el hoyo” y conforman una banda sonora al estilo break beat, la cual es destacable gracias a su excelente mezcla y adaptación de ritmo, ya que es variable de acuerdo a lo observado en el cuadro, lo que permite tener una cadencia desde el inicio del documental.
Esta producción ha tenido buena aceptación al ser galardonada en el festival de Sundance 2006 como mejor documental internacional; mejor largometraje iberoamericano documental en el Festival de cine de Guadalajara; mejor documental hispanoamericano del Festival de Miami; premio del público como mejor película del Buenos Aires 8vo Festival de Cine Independiente y mejor película del mismo; premio al Mejor Documental del Festival Karlovy Vary celebrado en la República Checa y como mejor película del Festival internacional de cine de Santiago. Ahora sólo espera ser seleccionada por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas para participar en los Oscar.
“En el hoyo” es un trabajo que muestra la identidad de los trabajadores en las grandes urbes, quienes mantienen el progreso y que nunca tendrán una placa o un reconocimiento a su labor.
Es una Coproducción de La Media Luna, Foprocine e Instituto Sundance, con el apoyo del Gobierno del Distrito Federal. La edición es de Valentina Leduc; la música, de Leo Heiblum; el sonido, de Natalia Brushtein y Mauricio Santos, y la mezcla de Jaime Bakscht.
por Nicolás Quinteros
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