Juego de Voluntades

Lanzadas al Aire

Bienvenidos a las noticias internacionales y los pensamientos desprolijos.

El casamiento del líder norcoreano, las manifestaciones en España, los obreros de Italia, el Ramadán, las campañas electorales en Estados Unidos, en Venezuela, las fiestas patrias en Perú, atentados en medio oriente, los cruces políticos en México, las batallas sangrientas en Siria, y entre miles de noticias naciendo, creciendo y estallando... los juegos olímpicos.

La ceremonia inaugural y su maravillosa pompa artística me dispararon algunos pensamientos que me gustaría compartir.

Uno fue como el tiempo acomoda las cosas cuando ya no asustan. Escuchar a los Sex Pistols allí me emocionó. Ver la iconografía de Ziggy Stardust y ver a Paul McCartney cerrando el show me recordó que, cuando hay arte, el tiempo te da el lugar. Claro los Pistols ya no asustan como asustaban cuando el mismo Reino Unido les prohibió tocar en su territorio, Ziggy David Bowie Stardust es un señor radicado en NY y no un joven de estampa andrógena capaz de pervertir generaciones enteras y Paul McCartney ya no es aquel que confesó haber fumado marihuana antes de su encuentro con la reina... una reina joven, una marihuana mucho peor vista y unos Beatles todos vivos.

El segundo pensamiento vino con los desfiles de las delegaciones. Un sinnúmero de países que hasta no hace mucho vivían el yugo del propio imperialismo británico. Otros que hoy mismo están en guerras y matanzas, con hambrunas y desplazados, con leyes dictatoriales y perseguidos. Otros que sufrieron, y sufren, verdaderos holocaustos en nombre de la geopolítica, el petróleo, los diamantes, el negocio, la religión, el poder. Ojala el mundo real se pareciera a ese desfile olímpico, pacifico, orgulloso e igualitario. Ojala, algún día.

Y el tercer pensamiento, quizás el más rebuscado, tiene que ver con los papelitos lanzados desde los cañones para simbolizar la presencia de toda la humanidad en la fiesta. El número de papelitos era equivalente al de habitantes en el mundo. No importa si no, nadie los iba a contar. Pero en esa metáfora explicativa todos estábamos representados.

Y ahí vamos. Algunos impulsados por el cañón llegando alto y enredándose con otros, otros cayendo en el palco de la reina, aquellos sobre la cabeza de la héroes deportivos, otros dando vueltas por el aire como perdidos en el vaivén del viento, otros invisibles ante las cámaras que apuntan hacia otro sector, esos trabados en el propios sistema del cañón, y así cada uno a su destino involuntario, modificado por impulsos, aire, manos ajenas, planificación del lanzamiento, y demás.

Claro que la metáfora es imperfecta. También hay voluntades que los papeles lanzados no poseen. Pero ¿cuántas de esas voluntades son también milagrosamente acompañadas o simplemente atoradas por el mismo sistema del cañón?

Noticias del mundo, cosas que suceden, información que nos golpea directamente o simplemente vemos como cambios de la corriente de aire, la sensación de ser un papel al aire solo regido por las leyes de la física, o casualidades del destino de otros papelitos.

Pero no todos fueron pensamientos nihilistas u oscuros. Existen objetivos comunes, sueños transformados en planes y luego en realidades, destinos que convergen por determinado tiempo para cambiar algo... ningún papel solo logra modificar escenas como las que vimos, una sola persona no transforma un estadio en una campiña, una sola voluntad no genera un espectáculo admirable. Millones de papeles coordinados y con conciencia de la tarea propia y la del prójimo. Eso es lo grandioso de ser papales lanzados desde un cañón con mayor o peor suerte. Eso es lo grandioso de las voluntades cuando se unen y ya no son tan vulnerables a las variaciones del viento.  Viento que el poder, la ambición, el odio, el egoísmo, la ignorancia, el etnocentrismo, el racismo, el terror y la desidia siempre intentan controlar a conveniencia.

Damas y caballeros: bienvenidos al kaos total!!!!!!