Siempre Ganan

Nuestros Representantes

Bienvenidos a las noticias del mundo. En este caso con plenas sonrisas de ganadores y algunas muecas de perdedores.

Las elecciones en México llegaron a su fin, y luego de ese periodo desgastante para electores y candidatos, luego de ese tiempo en que las imágenes, fotografías, frases simples y contundentes gobiernan pantallas, letreros y pintadas, llega el reparto. El reparto de poder.

Votar, elegir, decidir, son verbos que hacen a la democracia, el sistema más cercano a lo "justo" para colocar al frente del destino de toda una sociedad a sus representantes.

¿Y por qué nos defrauda, desilusiona, miente?

Porque la democracia como gobierno del pueblo tiene sus orígenes en la simpleza de sociedades que no eran tan complejas como los estados naciones actuales, grandes extensiones sujetas a una constitución con interacción internacional, realidades infinitamente diferentes, comunión de razas, credos, culturas. La representatividad entra en conflicto y las realidades entran en crisis. Ahí tu sensación de nadie me representa. Yo desocupado, yo obrero, yo millonario, yo soldado, yo ilegal, yo empleado, yo minoría, yo mayoría, yo joven, yo viejo, yo mujer, yo activista, yo estudiante, yo discriminado, yo juzgado, yo solo, yo y los míos, yo y los demás, yo y los otros.

Sin embargo se intenta emparchar la cuestión, y ese candidato, que ayer besaba bebés en tu pueblo y ayudaba a cruzar la calle a las viejitas, ya no será visto más que por cadena nacional.

Para que el poder este cerca de ti están los concejeros distritales, que responden a los representantes regionales, que responden al alcalde, que responde al diputado, que responde al gobernador, que responde al senador, que responde al ministro, que responde al presidente, que responde al partido, que apoya a todos los antes mencionados, que responden a sus intereses y que ... nunca pierden.

Entonces sientes que el poder cerca de ti es el represivo, el que te niega, el burócrata, el inalcanzable, el imposible, el que te miente y para el que solo eres un número hasta las próximas elecciones. Y ahí está lo que te entristece. Ellos nunca pierden. Y tu que eres la base de todo aquello no ves la ganancia. Ganen o pierdan siempre ganan.

Ganan porque ya no irán a la cárcel por las dudas, no viajaran en transporte público, no le afectarán los cortes de calles, no pasaran hambre, no pagarán en el restaurante, no tendrán problema de vivienda, no tendrán que buscar trabajo, no tendrán problemas para jubilarse, no serán atendidos en hospitales públicos, no quedarán en medio de embotellamientos, no tendrán miedo de andar por la calle, no harán cuentas para ver si llegan a fin de mes y estarán tan lejos de todos los problemas que te aquejan a ti que estarán viviendo en otro país dentro de otro país. Un país que nunca pierde dentro de uno, más grande, que parece nunca ganar.

Ganan impunidad, poder, bienestar, futuro para ellos y sus hijos, y los hijos de sus hijos. La posibilidad de enviarlos a estudiar al exterior, de vivir seguros en su condominio, de emplear sirvientes, de escribir sus memorias, y una vez que pierden, la posibilidad de dar conferencias pagas, de ocupar cargos internacionales o de escribir libros narrando sus experiencias.

Y que siga rodando, total no importan los muertos, siempre son otros, no importan los que en el sexenio tuvieron que irse del país a buscar mejor futuro, no importa los que quedan atrapados en pueblos fantasmas, no importan porque ellos votan pero nosotros siempre ganamos.... hasta cuando perdemos.

Después del tremendo desgaste de una campaña electoral solo se espera una cosa: la consagración del elegido cumpliendo sus promesas milagrosas. Ese elegido al que algunos se atreverán a cuestionar, algunos denunciaran, algunos protestaran y algunos seguirán de cerca tratando de evitar que los defraude. Pero no importa, nunca pierden. Las causas se evaporan, las realidades se tuercen a su favor aunque se conviertan en mentiras. Algunos memoriosos o tocados de cerca se preguntarán por las "mariselas escobedo", por la represión en Atenco, por el Gober Precioso, por el dueño del juego, por los militares de altísimo rango con altísimos contactos con el narco, por las muertes del Tec, por las indígenas veracruzanas, por las redes de prostitución, por los asesinados, secuestrados, estafados, robados, atacados, por los periodistas que ya no escriben, por todos los que perdieron derechos a todo. Por todos los que siempre pierden, por todos los que siempre ganan.

Y así es la historia, para que algunos pocos ganen siempre, unos muchos debe perder siempre.

La emoción de elegir, de votar, de formar parte de la democracia, está allí: en la esperanza de que tal vez un cambio comience y haga que yo no pierda, o al menos no tanto, o al menos un poco menos. Ellos siempre ganan.

Hasta cuando no ganan... ya ganaron. Por eso aquellas sonrisas forzadas durante la campaña ahora se desencajan de sus rostros en un frenesí de locura porque la historia cambió! La historia cambió para ellos, que siempre ganan.

Todo esto no es envidia ni rencor, bien ganado tendrán algunos sus puestos y no todos son lo mismo, solo es un llamado a no desilusionarse, a participar, a decirles a ellos, nuestros representantes: "tampoco pedimos tanto, solo un poco de humanidad y responsabilidad".

Solo decirles: "está bien que siempre ganen, pero no se olviden que no es un premio lo que les dimos sino un trabajo. Un trabajo para que hagan lo posible para que no perdamos siempre".

Damas y caballeros: bienvenidos al kaos total!!!!!!