Máscaras de Carnaval

Disfracemos la Realidad

Bienvenidos a las noticias internacionales donde el carnaval comenzó y todos intentar sostener sus máscaras.

Y en este maravilloso desfile colorido los disfraces se mezclan con las danzas hipnóticas y la fantasía absoluta. Días en que el dolor de la realidad se trata de enfrentar con bailes imposibles y figuraciones poseídas por el sarcasmo y la ironía.

En Venezuela el carnaval comenzó por una gorra. La gorra que usa Capriles y que el chavismo quiere recuperar. Gran debate, sobre quienes tienen derecho a usar o no la bandera en la cabeza. Y eso sí fue merecedor de cadena nacional.

Sin embargo el ajuste cambiario, como dice el gobierno, o la devaluación del Bolívar, como dice la oposición, fue anunciado en el momento exacto y conveniente por el ministro de economía en una secuencia carnavalesca.

(Eso no importa si va por cadena nacional, porque la cadena nacional es para debatir ideología y no las cosas que nos afectaran directamente al día siguiente).

Y digo secuencia carnavalesca porque primero se anunció el inicio de la fiesta, luego Nicolás Maduro informó el fin de la ley seca para un carnaval lleno de armonía y amor bolivariano, y cuando todos estábamos emborrachándonos y bailando en las calles, el gobierno anunció, para ser explicativo, que todo lo que tienes vale la mitad y todo lo que quieras compra pasa a valer el doble.

La realidad es que la verdad se puede disfrazar, pero el carnaval no es eterno. Y aquello del control cambiario, la inflación, el despilfarro y los números acomodados, tarde o temprano explotan como bombas de agua en la espalda de los encargados de barrer la basura que todo desfile de carnaval genera.

Pero a no desesperarse, no es un ajuste de la derecha internacional antipatria encarnada en Capriles y una oposición anti revolucionaria. Es un paquete de medidas económicas que había que tomar a favor del pueblo bolivariano.

Para ponerle más ritmo a la cosa el gobierno dijo que la medida la dispuso Chávez desde Cuba y a las pocas horas parece que nos van preparando para una Venezuela sin Chávez. Se refuerza la seguridad en la sala donde lucha el comandante presidente, las noticias no son buenas y necesitamos más inyecciones de optimismo. Y a falta de optimismo, más fe, a falta de fe, más discursos extremos, y cuando empezamos a marearnos por las inyecciones: más carnaval.

Y para los que creen que con cosas como estas los gobiernos aprenden de sus errores, olvídenlo.

Siempre habrá a quién arrojarle las culpas como espuma de fantasía: los grupos económicos concentrados, los opositores, la presión externa, el capitalismo salvaje, el egoísmo burgués, el periodismo mentiroso. Ese periodismo ruin y malicioso que dijo que la moneda se estaba devaluando, que dijo que el gasto público estaba descontrolado, que dijo que Chávez no estaba todo lo genial que decían que estaba, que dijo, siempre mintiendo y digitado por intereses espurios, que las cosas iban... hacían donde van.

Y entre el carnaval y la indecencia permitida para estas fiestas, más informaciones iban montándose sobre las carrozas de la miseria humana. El líder de la oposición tunecina era asesinado, más atentados suicidas en Irak, descontento en Egipto, la crisis Siria, la ONU advierte de las muchas muertes de niños en Afganistán por las fuerzas de Estados Unidos, recién ahora, la Europa del perpetuo ajuste, la España de saltos desde el balcón al llegar la orden de desalojo, el temporal helado en el noreste de USA, el conflicto en Malí y el alcalde de Acapulco diciendo, respecto a la violación de seis turistas españolas, que "la violación de turistas ocurre en todo el mundo". Que tranquilidad nos dan los políticos cuando hablan.

Si, carnaval, las mascaras del absurdo y sus muecas patéticas, las noticias y las desmentidas, los bailes y los excesos. Toda una función construida capa sobre capa, máscara sobre máscara. Si cae la máscara de la mentira ahí estará el discurso para maquillarla; cuando el discurso no alcance haremos uso de la fe; cuando la fe se haga preguntas aparecerá el miedo y la negación. Y cuando todo se derrite al calor de la luz: la realidad. Ni buena ni mala, la realidad, esa que solo permite ser negada por un tiempo; el tiempo que dure el carnaval.

Damas y caballeros, bienvenidos al kaos total!!!!!