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Bienvenidos a las noticias internacionales y la inmensa mayoría de eternos rehenes.
Cuando nos informamos de lo que pasa en el mundo pocas veces prestamos atención a los rehenes. Los grupos que accionan tienen una idea bien definida de porque están luchando, una idea clara de porque van a la guerra, porque chocan contra las fuerzas de seguridad, porque cortan una carretera, porque lanzan bombas, porque matan y porque mueren, porque soportan represiones y torturas, porque reprimen y castigan, porque viven bajo amenaza constante y porque amenazan constantemente.
De hecho no importa que tan valido o no sea el razonamiento que los moviliza, no importa si es legal o ilegal, no importa si se amparan en misticismos religiosos u otras locuras, no importa si es una razón política histórica o una coyuntura desfavorable, si es una pelea valiente por sus derechos o una violenta desesperación por derechos avasallados, ellos tienen una razón en el juego, una posición intransigente y definida. En cada caso sabrán por qué ponen sus vidas en riesgo, en otras palabras: saben porque morir; los rehenes no.
Así pasan desapercibidos por la historia los que sufren las consecuencias de las luchas sin saber de que lucha se trata. Mujeres violadas primero por las tropas revolucionarias y luego por las milicias restauradoras, niños enfermos usados de escudo, hombres cuyos campos sembrados son arrasados por unos y por otros bandos, miles de rehenes en el mundo.
Recordé el caso de dos mujeres indígenas del Perú que con dos y cuatro años respectivamente fueron llevadas por la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso a un campamento. Ellas fueron cocineras del campamento durante años, no hablaban castellano, no sabían quien fue Mao, no conocían de tácticas militares, fueron despojadas de sus familias, no sabían que Ayacucho era zona de guerra, no votaron nunca, no eligieron, no sabían que pasaba fuera del campamento, no pretendían una revolución, simplemente crecieron ahí, cocinando entre muerte, heridos, bombas y procedimientos.
Cuando todo termino quisieron juzgarlas por terroristas, una palabra que nunca habían escuchado. Afortunadamente un abogado pudo comprobar que simplemente fueron: rehenes. Nunca se enteraron de Alan García ni de Fujimori y Montesinos ni de Ollanta Humala aunque todos pasaron por Ayacucho prometiendo resarcir a las victimas de aquella sangrienta década del 80. A esos rehenes me refiero cuando digo que no los pensamos. Y la lista de rehenes en el mundo se nos escapa de las matemáticas cuando vemos las noticias.
Viendo a Obama hablando de ataque inminente y a Putín exigiendo más pruebas, no paraba de imaginar a los rehenes de Siria. Un niño que ve su barrio destrozado, los tanques pasan por su calle, un ataque químico no lo deja respirar, su familia murió, no sabe quién fue, de dónde lanzaron el ataque, tampoco le interesa, solo una mañana le empezó a costar respirar entre los escombros y el olor a muerte, no conoce a Al Assad, no sabe que significa grupos insurgentes, no sabe si su madre fue asesinada por no leer el Corán o por leerlo demasiado, no sabe que es Al Qaeda ni la Liga Árabe ni la OTAN ni la ONU ni esos cochecitos bancos ni que es un francotirador...
Ahora está esperado, sin esperarlo, que se resuelva lo que no imagina como se puede resolver. Esperando sin esperarlo que en un país lejano el congreso vote algo que le afecta directamente sin saberlo, que en otro país se sigan oponiendo o no a la intervención, que gente que no conocerá jamás siga investigando para detener al culpable. No importa quién fue, quién empezó, quién lo terminará, al fin y al cabo él es solo un rehén más.
En los campos de Colombia no todo es FARC y paramilitares, hay campesinos que murieron sin saberlo. En Irak no todos andan con bombas para atentar, pero todos deben andar con cuidado. En la frontera de Tamaulipas no todos pertenecen a un cartel, pero ver una camioneta desconocida dando vueltas da miedo. En el Guerrero de las autodefensas están cansados de esa extraña gente armada que extorsiona secuestra y mata, y también de ver tantos militares. En El Salvador no todos los niños hijos de la guerra emigraron a Los Ángeles para ser parte de la MS o la 18, pero no había muchas opciones. En Corea no todos los del sur odian a los del norte y viceversa, pero deben hacerlo. En Cuba no todos son castristas, pero tampoco se subirán a una balsa hacia Miami. En Somalia no todos pueden piratear barcos, algunos muchos mueren de hambre. En Afganistán no todos siembran amapolas, pero de algo hay que vivir. En Irán no todos saben de que se trata la energía nuclear, en Palestina no todos andan lanzando cohetes contra Israel, en Israel no todos quieren extender las colonias.
Millones de rehenes, en todo el mundo, sabiendo que en cualquier momento pueden morir, sin saber bien por qué, formando parte del efecto colateral o estando en lugar equivocado en el momento justo, siendo enterrados bajo el nombre de otros, quedándose sin nada por decisiones que ellos desconocen.
Aquí no hay noticia, porque la noticia es novedad, y los rehenes del mundo lejos están de serlo.
Y entre las noticias de las marchas de maestros en México contra la reforma, del inminente ataque a Siria y la oposición de China y Rusia a la intervención, entre Miley Cyrus perreando y Rajoy prometiendo baja de impuestos, entre terremotos y huracanes, atentados y aprensiones, noticias buenas y malas, noticias de paz y de guerra, noticias de deportes y espectáculos, noticias de investigaciones que no llegan a ninguna parte, noticias de declaraciones y denuncias: está la inmensa no noticia de siempre, los rehenes del mundo que ven el anochecer sin poder decidir, hacer o elegir que mañana amanezca; simplemente porque no está en ellos el poder de nada.
Damas y caballeros, bienvenidos al kaos total!!!!
artículo del 2 de Septiembre de 2013
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