Afortunadamente Jamás

Un Juego Muy Serio

El Pirata | 28 de Septiembre de 2015 | ECDQEMSD

Bienvenidos a las noticias internacionales. Vivimos en ciudades que seguramente no han de ser las más bonitas del mundo. Sobrevivimos a noches largas en las que crecíamos estar divirtiéndonos y así y todo casi morimos de aburrimiento.

Puede que suene estúpido pero somos muy agradecidos con un gesto que parece despreciar todo alrededor. Y cuando nos dicen que cambiamos, lo pensamos dos veces, una para decir "jamás" y otra para decir "afortunadamente".

Nos es un juego fácil jugar en serio. Así que si un día no sale el sol, tendremos parte de la responsabilidad. Somos tan inocentes que imaginamos que nuestra actitud ayuda. Somos tan inocentes que suponemos que nadie nos hará daño si tendemos la mano.

Que gracia nos causamos a nosotros mismos. Estamos tan heridos que una caricia nos espanta y regresamos como lo hacen los perros apaleados al infierno menos malo de todos los que conocimos.

Que doloroso es ver a esos que olvidaron lo que es sentirse inmortal, que triste es verlos juzgarte con una autoridad que no tienen y un ejemplo que no son.

¿Tan difícil es de comprender? Queremos que todo huela a flor recién abierta, a días donde el plan es hacer planes, que todo parezca que está viniendo, que todo se sienta como algo sorprendente que acaba de pasar, que nos riamos con estruendo sin medir que estamos en una biblioteca.

Vamos, que tampoco es la gran cosa. Sentados viendo a todos correr sepa hacia donde. Consternados ante una belleza que nadie ve. Queremos seguir siendo experiencias y sintiendo que nuestros ojos no llegan a abarcar todo lo que tienen por delante para ver.

¿Cómo hacer para no despreciarse a sí mismo? ¿Cómo hacer para no pensar "el mundo está equivocado"? ¿Cómo hacer para no imaginar que cualquier otro camino que hubiéramos tomado hubiera sido mejor?

El mundo gira, y estamos en él. No somos herederos de ninguna fortuna, no fuimos bautizados en un río místico ni nuestra historia es digna de una película. Y sí, somos desintegrados. Y cuando nos dicen que cambiamos, lo pensamos dos veces, una para decir "jamás" y otra para decir "afortunadamente".

Hacemos lo mismo siempre, pero lo hacemos de una manera tan diferente que nunca es igual. Tenemos nuestras propias reglas y eso no es ni lejos parecido a no tenerlas; al contrario, se vuelven más inflexibles y más demandantes.

Todo por el precio de no perder la emoción, de garantizarnos que vale la pena encontrarnos, cruzarnos apenas con una mirada, sentir que peleamos la misma batalla; esa de ser aceptados, de ser respetados, de ser queridos, de ser... Desintegrados; tan solos en el medio de la nada, tan únicos en el medio del todo, con tantas historias en el lomo, con los brazos cansados y con los ojos desesperados buscando el brillo.

Tanta mediocridad, tanta distracción, tanta mente lineal, liviana, cerrada, soberbia, miserable, insegura; tanta gente hablando, tanta gente no escuchándose, tanta nube en el cielo murmurando. Y nuestras alas están hechas de los que nos obligan a volar, de los que no estando siguen iluminando nuestro camino, de los que hundiéndose en el lodo levantan la mirada y sonríen para darnos más fuerza.

Y cuando nos dicen que cambiamos, lo pensamos dos veces, una para decir "jamás" y otra para decir "afortunadamente".

Porque no somos lo que fuimos, porque somos parte de un todo mucho más cambiante y eternamente invariable. Desintegrados, bienvenidos al kaos total!!!!!!!