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Mercano,
el marciano comienza mostrando a dos saqueadores que rompen la
vidriera de un negocio de venta de electrodomésticos y no se deciden qué
producto llevarse, a la vez que celebran "lo bueno que está esto de
los saqueos".
"La película tiene una visión crítica
y ácida sobre la realidad", sostiene Antín, pero la ciudad de
Buenos Aires que muestra en su film - llena de pobres, prostitutas, gente
que come de las bolsas de basura de una casa de comidas rápidas, etc -,
reflejan la mirada que un joven de la clase media acomodada de la
Argentina puede tener sobre la realidad socioeconómica de nuestro país.
Antín al mostrar a los saqueadores, pobres, hambrientos, prostitutas y
demás personajes que suelen poblar
la urbe porteña no escapa de los
simples arquetipos. Cabe preguntarse cuál es la intención de ubicar las
aventuras de Mercano, el marciano en la Argentina, cuando la
historia no tiene ningún punto de contacto con lo que el realizador
considera que es la "realidad".
La supuesta mirada ácida sobre la
realidad de la que habla el realizador se limita a mostrar a policías
comiendo pizzas, Mercano pasando por delante de un Banco que se llama
"Banco Giendo", y universitarios trabajando como taxistas.
Que la historia se desarrolle en Buenos
Aires, es la muestra más clara de la deshonestidad del director, que no
está preocupado en contar una historia, sino en crear un público cautivo
que celebre las aventuras del marciano.
A
un millón de años luz
Mercano, el marciano hizo su aparición
en el canal de música Much Music, como separadores que d uraban
unos pocos minutos. Tal vez la necesidad o el deseo de llegar al
largometraje, llevó al realizador a que el film tenga diversas lagunas y
si bien su duración es breve (72 minutos), por momentos se vuelve tediosa
y aburrida.
Acostumbrados a las aberraciones de García
Ferré, Mercano es una innovación en relación a los rubros técnicos,
realizada con un profesionalismo que vale la pena destacar dentro del
magro panorama del cine de animación nacional. Pero, tal vez debido a la
escasa tradición "animada", uno de los puntos más pobres del
film, son las voces que aportan los actores. Aunque algunos estén en
función de la complicidad mencionada más arriba (por ejemplo, Fabio
Alberti), la falta de naturalidad domina casi todos los diálogos del
film.
Lo
primero es la familia
La
revista El Amante trató muy bien al film. Leonardo M. D´Esposito
sostiene que es un "ejemplo de animación considerada como parte del
gran cine" y la califica con un ocho. Si bien casi toda la crítica
ha sido respetuosa con el film, la efusividad del cronista de El Amante
resulta sospechosa. El director de la revista (Quintin) es pariente del
realizador. El realizador, a su vez, es hijo de Manuel Antín director de
la Universidad del Cine, y quien pone su voz a uno de los personajes.
El director se encarga de aclarar – y
oscurecer -: " no me preocupa mucho lo que piensen. Creo que por ser
el hijo
de
Manuel yo tuve posibilidades que por ahí otra persona no tiene, pero
bueno... es así. Tampoco voy a dejar de hacer cosas por eso. Me gusta
hacer eso, y si encima tengo alguna facilidad para concretarlo gracias a
la Universidad del Cine, bien. Por otro lado, me gustaría aclarar en mi
defensa (risas) que este es el cuarto largometraje que produce la
Universidad del Cine. Hay 500 alumnos, todos producen cortos, hay cuatro
largometrajes, y mi viejo ayuda a todos por igual. La película esta fue
la más barata".
Más allá de las suspicacias, la
Universidad del Cine es una institución privada y tiene total libertad en
elegir qué películas producir… Pero que Mercano, el marciano
haya sido el cuarto largometraje que produce plantea serias dudas sobre el
nivel educativo de la misma.
Mercano, el marciano es una película
para adolescentes, en el peor sentido de la palabra.
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Título: Mercano,
el marciano
Voces:
Graciela Borges, Roberto Carnaghi, Fabio
Alberti, Damián Dreizik, Alejandro Nagy, Queco Gervais
Director:
Juan Antín
Guión: Juan
Antín y Lautaro Nuñez de Arco
Duración: 72 minutos
Estreno en Argentina: 03 de octubre de 2002
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