Caetano
es el director de esta nueva generación que más trabajos ha realizado
hasta la fecha. El contundente mediometraje La expresión del deseo
(1996), la co-dirección de Pizza, birra, faso (1997, junto a Bruno
Stagnaro), Bolivia (2000), la interesante adaptación para televisión del
poema de Esteban Echeverría La Cautiva (2001), y Un oso rojo,
protagonizada por Julio Chávez (aún no estrenada).
A
través de sus films, Caetano va construyendo una mirada sobre el mundo.
Un mundo cruel, duro, sin concesiones. Un mundo donde reina el
individualismo y el desprecio por el otro. Un mundo donde la regla para la
supervivencia es la no existencia de reglas, donde todo vale. Bolivia, su
último trabajo, es "muy negra", como sostiene el propio
realizador. "De hecho, es en blanco y negro, cruda... es demasiado
oscura".
Pero
al hablar de Bolivia, resulta indispensable referirse a sus condiciones de
producción. Filmada en 16 mm. (un amigo le regaló veinte latas de película
en blanco y negro), rodada esporádicamente a lo largo de cuatro años y
cuando le prestaban la parrilla donde transcurre la historia, demorada dos
años por cuestiones judiciales, etc. La superación de todas estas
dificultades y el estreno comercial de la película luego de cuatro años,
demuestra la convicción de Caetano en su forma de hacer y entender el
cine. Una forma personal e independiente (en el sentido primigenio del término).
La
película cuenta la historia de Freddy, un inmigrante boliviano que viene
a la Argentina a ganar algo de dinero para poder env iarlo
a su familia. Freddy consigue trabajo en una parrilla de barrio, donde
ganará quince pesos diarios y donde comenzarán sus problemas. Por el
simple hecho de ser boliviano, será maltratado por la policía, por los
parroquianos, por su patrón (quien se aprovecha de su condición de
indocumentado), etc. La única excepción la constituirá Rosa, una
inmigrante paraguaya que también trabaja en la parrilla y con la que
Freddy comenzará una relación sustentada no tanto en lazos afectivos,
sino en una unión para enfrentar las tan hostiles condiciones que se les
presentan.
La
relaciones que se irán construyendo entre los personajes del film, cada
vez más conflictivas - presentadas por Caetano como un camino inevitable
hacia el trágico final -, terminará convirtiendo a Bolivia en un espejo
de nuestra sociedad. "Pinta tu aldea y pintarás el mundo", el
cine de Caetano, a través de historias simples expone una crítica y dura
mirada sobre la realidad.
Si
bien uno de los temas centrales del film son la xenofobia y la
discriminación, su trama no se agota en esos únicos tópicos. En esa
pequeña "comunidad", se reflejan las tensiones sociales
existentes en nuestra vida cotidiana: la explotación, la falta de
trabajo, la ruptura de los lazos sociales, la desconfianza, la escasez de
oportunidades, la desesperanza, etc.
El
encierro y la claustrofobia que viven los personajes en esa parrilla
(expresado
magistralmente
por Caetano mediante el sonido - la televisión constantemente encendida
-, así como también por el uso de la cámara lenta representando el monótono
transcurso del tiempo - reforzado por la reiterada imagen del reloj -), va
generando la tensión que derivará en la violencia con la que concluye el
film. Una violencia que se siente cada vez más inminente e inevitable. El
Oso (Oscar Bertea), sumido en una crisis personal a causa de sus problemas
económicos y por su adicción a la cocaína, se enfrentará con el
vendedor homosexual (impecable trabajo de Anglada, demostrando que era un
gran actor más allá del arquetipo que interpretaba para la factoría
Suar) y con Freddy, a quien terminará asesinando (repitiendo en varias
oportunidades que los extranjeros le sacan el trabajo a los argentinos).
Pero Caetano no culpa ni condena al Oso, sino que lo presenta como una víctima
más de un sistema que excluye a cada vez más gente.
En
el trabajo de Caetano no vamos a encontrar virtuosismos, sino más bien un
trabajo de puesta en escena que podríamos considerar "clásico",
pero que no deja de estar en función del relato y al servicio de esta
tensión creciente que se va generando a lo largo del film.
El
final del film, refleja que esta es una historia dentro de miles similares
que se repiten en esta Argentina en ebullición. Después de la tragedia
(Freddy es asesinado por el Oso - escena filmada magistralmente por
Caetano, en completo silencio lo que potencia el poder dramático de las
imágenes -), el encargado de la parrilla (Enrique Liporace en un trabajo
a destacar), vuelve a colocar el cartel solicitando parrillero. Freddy pasó
al olvido.
por Nicolás Quinteros
Título:
Bolivia
Director:
Adrián Israel Caetano
Intérpretes:
Freddy Waldo Flores, Rosa Sánchez, Enrique Liporace, Oscar
"Oso" Bertea, Héctor Anglada
Guión:
Adrián Israel Caetano
Duración:
76 minutos
Estreno en Argentina:
11 de abril de 2002
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