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Televisión
y Negocios
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En los últimos años, la lucha de los canales de televisión por el rating llevó a estos hasta límites
impensables. Sería iluso bregar por una televisión decente,
profesional, honesta, creativa, educativa, etc., cuando el mercado
(y el rating) determinan la programación de un canal o de una
cadena de medios.
"Negocios
son negocios", sostienen algunos que tratan de defender lo
indefendible. Supuestas peleas de personajes de la farándula, disputas e insultos entre parientes, mujeres desnudas y
escenas de violencia en el horario de protección al menor, son sólo
algunos ejemplos de lo que diariamente emite la (más que nunca)
"caja boba". |
El ejemplo argentino:
La inseguridad reinante en nuestra
sociedad se ha transformado en uno de los temas que más rating generan, y
cuando involucran a un famoso, no es vano imaginar a los popes de los
medios sonriendo satisfechos ante el luctuoso hecho. Desgraciadamente, en
la Argentina se han puesto de "moda" los secuestros, y desde
hace un buen tiempo se hablaba de posibles víctimas entre el reducido círculo
de los famosos. Y ocurrió lo que todos esperaban: secuestraron al padre
de uno de los actores más carismáticos de la televisión local, Pablo Echarri. Y como complemento para que los medios se regocijen con el
melodrama, el padre del actor es diabético y sufre problemas coronarios.
Durante la semana que duró el
cautiverio, miles de personajes pasaron por la pantalla, afirmando los
disparates más increíbles : daban consejos sobre la táctica a seguir
con los secuestradores, opinaban sobre la salud de Antonio Echarri y los
perjuicios que le generaba el encierro, afirmaban que el actor no podía
reunir el dinero del rescate, y un triste y largo etcétera.
"Negocios son negocios", podríamos concluir, pero no todos
apuntaban sólamente a la búsqueda del tan anhelado rating.
Hace algunos meses, Daniel Hadad se hizo
cargo del ex "canal de la palomita", Canal 9. Este
"empresario" que tuvo un auge económico sorprendente en los últimos
años – gracias a la ayuda del ex presidente Carlos Saúl Menem –,
utiliza la pantalla del canal como medio de difusión de sus ideales de
ultraderechista. Para ello, se rodeó de una corte de personajes serviles
a su propósito (algunos ya lo acompañaban en Radio 10): Antonio Laje,
Eduardo Feinmann, Oscar González Oro, Mauro Viale, "Baby"
Etchecopar, "Chiche" Gelblung, Mariano Grondona y Raúl Portal,
entre otros notables.
Mientras la familia Echarri sufría uno
de los momentos más terribles de sus vidas, Hadad & Cía.
aprovechaban la situación para aumentar su rating (por momentos, colocándose
detrás de Canal 13). A pesar de que la familia había solicitado que los
medios se retiren, Canal 9 dejó a sus movileros en la puerta de la casa
de los Echarri. Asimismo, un policía que se encontraba a media cuadra, se
comunicaba por handy con el canal y les informaba de las últimas
novedades del caso. Por último, el canal modificó toda su grilla de
programación para continuar con las vicisitudes del caso.
Si sólo hubieran buscado rating, uno
(con mucho esfuerzo) podría llegar a entenderlos. Pero detrás de la
cobertura del caso, hay un subtexto que debe hacerse público. Uno de los
caballitos de batalla de los periodistas del canal es el tema de la
inseguridad. A través de este terrible padecimiento que sufrimos los
argentinos (y que nadie niega), Hadad & Cía. buscan el despretigio de
las instituciones democráticas, así como lo utilizan como argumento
"indiscutible" para dar vía libre a la mano dura y a la represión
indiscriminada.
Acusan a los delincuentes como si fueran
los culpables de todos los males de nuestra sociedad (Feinmann festeja
cuando muere alguno: "gracias a Dios, uno menos"), cuando ellos
fueron amparados por uno de los principales responsables del actual estado
de cosas: Carlos Saúl Menem. Lo que se esconde, detrás de este discurso
es la búsqueda de un país que mantenga el alto grado de marginalidad,
que defienda la impunidad de los mayores delincuentes y corruptos, y que
reprima y mate a los disidentes y delincuentes comunes.
Sin lugar a dudas, para Hadad y sus
muchachos hubiera resultado mucho más "útil" a sus intereses
que Antonio Echarri muriera (imagino la decepción cuando fue rescatado
con vida). En reiteradas oportunidades, distintos periodistas del canal
afirmaban que fuentes oficiales tenían los más oscuros pronósticos
sobre la vida de Antonio Echarri. Antonio Laje – conductor de Después
de Hora –, llegó a sostener que si Echarri aparecía muerto, "Juan
Pablo Cafiero (Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires) era
penalmente responsable" por su muerte. Desde que Cafiero asumió como
Ministro de Seguridad en la Provincia más insegura del país, Laje y
Feinmann en el programa "Después de hora" comenzaron una campaña
de desprestigio constante. ¿A que se debe este encono? Simplemente a que
Juan Pablo Cafiero es uno de los pocos dirigentes políticos honestos (más
allá de la infinita lista de diferencias que tengo con él), que trata
con responsabilidad de solucionar uno de los temas más graves que sufre
el país, por lo que no es funcional a los fines (y negocios) que pesiguen
Hadad & Cía., quienes buscan aprovechar el caos originado en el poder
tras la caída de De la Rúa y la crisis de la democracia representativa
ante la falta de políticos responsables y honestos, para que el fantasma
de Menem se transforme en el único camino posible (garantizándoles
"negocios" seguros).
Por último, cabe preguntarse acerca de
la responsabilidad que tenemos nosotros como tele-espectadores (o como
sociedad, que en este caso es lo mismo). Los puntos de rating que marca el
canal (así como los altos niveles de audiencia de Radio 10), surgen a
partir de que la gente decide escuchar y ver a Laje, Feinmann, Gonzalez
Oro y demás personajes. "La culpa no es del chancho sino de quién
le da de comer" dice el dicho popular, que en este caso bien se
complementa con otro que sostiene que "los pueblos tienen los
gobernantes que se merecen". Todos aquellos que pensamos que otro país
es posible, donde las cosas no sean manejadas por dos o tres personajes
oscuros que se reparten las ganancias entre ellos, donde la educación, la
salud, el trabajo y la comida no sean el privilegio de unos pocos; no
podemos dejar de entristecernos y desilusionarnos ante los elevados
ratings de los medios de comunicación propiedad de Hadad, o al ver a
Carlos Saúl Menem (principal responsable de la tragedia que atraviesa el
país) subiendo en las encuestas.
por Nicolás Quinteros
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