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Los Simuladores
televisión
Argentina
ficción
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La
televisión argentina de los últimos años no nos ha brindado demasiadas
alegrías en el terreno de la ficción. Salvo las rara avis de la
factoría Suar - Verdad Consecuencia y Vulnerables -, y Okupas
de Bruno Stagnaro - curiosamente producida por Ideas del Sur de Marcelo
Tinelli -, la televisión vernácula no escapa de fórmulas repetidas, que en
épocas de crisis garantizan rentabilidad.
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Dentro
de este oscuro panorama, cuatro actores y un director - amigos entre sí
-, deciden hacer una apuesta fuerte, produciendo su propio programa y
escapando a las convenciones televisivas de los últimos tiempos.
Irónicamente,
el canal más conservador de la televisión argentina, les abrió las
puertas a través de una coproducción (Telefé se hace cargo de la
producción ejecutiva, del personal técnico y de los equipos
utilizados).
El
argumento lo aportó el integrante más joven del grupo, Damián Szifron
- a la vez director y guionista (junto a Diego Peretti) del programa -,
y cuenta la historia de un grupo que se encarga de solucionar
"pequeños problemas cotidianos" a cambio de dinero. Estos
"profesionales", a través de la puesta en escena de una
simulación, solucionarán la impotencia de un presidente, conseguirán
que un alumno apruebe las materias que debe, lograrán que la compañía
de seguros cumpla con el dueño de un mercadito que tenía la cuota
vencida, etc.
Sin
falsas morales
Los
simuladores no trabajan
movilizados por fines altruistas, ni tienen como objetivo cambiar el
mundo. Sus motivaciones son estrictamente económicas, y no se
cuestionan si lo que van a hacer es correcto o no, sino que responden a
los pedidos de sus clientes.
A
contrapelo del pensamiento políticamente correcto tan difundido en los
últimos tiempos, la serie no realiza ningún tipo de planteamiento ético
o moral sobre el accionar del grupo. Por ejemplo, en uno de los capítulos,
la persona que va a verlos no tiene dinero para contratarlos y el grupo
decide hacer igualmente el trabajo. Si bien lo solicitado era vengarse
de un estafador, lo que moviliza al grupo es que la operación podía
ser costeada con el dinero del propio estafador.
Sin
lugar a dudas, Los simuladores manejan su propio concepto de
justicia. Como explica su director: "el postulado general sería
que muchas veces lo justo es ilegal y lo injusto es legal. Y Los
simuladores están acá para ordenar un poquito eso. Ellos son
invasivos, violan absolutamente cada una de las reglas que hay para
violar, pero siempre el fin es noble. Son justos, pero políticamente
muy incorrectos".
Resaltando
el artificio
Tal
vez obligados por el escaso presupuesto con el que trabajan, las
diversas actividades que realizan no ocultan el artificio. Cuando se
hacen pasar por agentes de la CIA, miembros de la NASA, oficiales de
policía, etc., se nota que se trata de una puesta en escena, de una
simulación.
Conscientes
de esto, al resaltar el carácter de artificio, dan por descontada la
participación y la complicidad del espectador para dejarse arrastrar e
introducirse en el terreno de la ficción. Federico D´Elía sostiene
que "la serie tiene mucho humor porque el espectador es cómplice
de lo que va ocurriendo en el programa. Al no dejarlo afuera, las
simulaciones se convierten en algo muy gracioso".
Los
simuladores utilizan mínimos
recursos para llevar a adelante sus trabajos. El ingenio y la creatividad son
explotados al máximo, lo que puede ser válidamente pensado como una metáfora
para demostrar que no son necesarios enormes cachets ni altos costos de
producción para obtener un producto con respetables niveles de audiencia. En
síntesis, que otra televisión es posible.
Señores
actores
Si
bien se sabe poco de las historias de los protagonistas, a través de mínimos
recursos actorales, sobrios y lejos del exhibicionismo, el trabajo de D´Elía,
Peretti, Seefeld y Fiore roza la perfección, al presentarnos a los personajes
con simples trazos.
Federico
D´Elía es Mario Santos encargado de la Logística y la planificación y jefe
del grupo. Serio, profesional, irónico, culto, sólo se relaja cuando la misión
ha concluido con éxito. Su interpretación nos hace recordar a los detectives
del policial negro de la década del 40.
Diego
Peretti es Emilio Ravenna, responsable de la caracterización. Tal vez debido
a su tarea, Peretti es el más extrovertido del grupo. Las diversas
caracterizaciones que debe realizar en los diferentes trabajos, le posibilita
a Peretti demostrar su versatilidad actoral, lo que le posibilita trabajar en
diversos registros.
Alejandro
Fiore es Pablo Lamponne, y está a cargo de la técnica y la movilidad del
grupo. Si bien los simuladores no utilizan la violencia, Fiore representa el
aspecto "físico" y la "rudeza" del grupo, necesaria en
algunas oportunidades.
Martín
Seefeld es Gabriel Medina a cargo de la investigación. Es el personaje más
hermético, sus apariciones son esporádicas y suele mantenerse en un segundo
plano.
Como
sostiene Eduardo Fabregat en Pagina 12: "Federico D´Elía, Martín
Seefeld, Alejandro Fiore y Diego Peretti demuestran que hay algo más que los
soderos y campeones de la vida, los rudos policías alla argentina y
los veranos del ´98 a repetición".
El
rating manda
La
repercusión que despertó en la audiencia, demuestra que el público está ávido
de otro tipo de propuestas dentro de la televisión argentina, y que no se
limita a seguir las tropelías de los reality-shows, o los vergonzosos
novelones protagonizados por la mujer de Mollo, o los reiterados relatos
costumbristas de Suar. Los 17 puntos de rating que promediaron las cinco
primeras emisiones de la serie, nos dan la razón.
Los
Simuladores
Telefe
- Bs. As. Argentina
por Nicolás Quinteros
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