Cuando se estrenó Matrix Recargado, decíamos que la saga
Matrix se caracterizaba por dos elementos: “por un lado,
reflexiones filosóficas bastante simplonas y limitadas; y por el
otro, las escenas de acción más impresionantes de la historia del
cine”. Pero en esta última (?) entrega, los hermanos Wachowski
ponen el acento en la búsqueda espiritual, filosófica y personal
del “iluminado” Neo (Keanu Reeves).
Al mismo tiempo, los
realizadores parecen acordarse cada
tanto
que deben entretener a los fanáticos de la saga que buscan otra cosa y les
dan las escenas de acción que fueron a buscar, llegando al paroxismo de no
poder diferenciar si estamos en presencia de un film o ante el nuevo juego
del Playstation. Y así como remarcábamos que en Matrix Recargado,
las adrenalínicas peleas se integraban al desarrollo de la historia, en
Matrix Revoluciones el ritmo del film se resiente entre este tipo de
escenas y las que tienen a Neo como protagonista.
Como ocurría en Matrix
Recargado, muchos de los diálogos se tornan excesivamente explicativos,
innecesarios y superfluos. El extenso diálogo con la Pitonisa, que trata de
desmenuzar y
darle algún sentido a la historia (así como la explicación de su
cambio de aspecto), el encuentro con Merovingio (Lambert Wilson) y Perséfone (Monica
Bellucci) - los hermanos logran la extraña habilidad de que pase desapercibida
-, los debates con el Consejo de la ciudad de Zion, o las razones que da el
agente Smith (Hugo Weaving) acerca del porqué no van a participar de la pelea
final sus miles de clones.
El
mensaje que transmitían las dos primeras parte de la saga, presentaba a un
grupo de rebeldes escapados de la falsa realidad creada por las máquinas que
dominaban al mundo. Pero contradiciendo el propio título del
film, Matrix
Revoluciones vuelve a la serie Matrix en conservadora y
reaccionaria. Los humanos ya no deciden
enfrentarse
al dominio de las máquinas, sino que se transforman en aliados de las mismas
para derrotar a las
desviaciones del sistema: el agente Smith. El triunfo
sobre el mismo se traduce en la vuelta a la realidad simulada y virtual
generada por la matriz, con la única diferencia que los humanos pueden
abandonarla cuando quisieran. Pero cabe preguntarse lo siguiente: si los
humanos ya nacen dentro de la realidad creada por Matrix, cómo pueden saber
que hay otra realidad posible. Tal vez la respuesta la encontremos cuando los
Wachowsky decidan retomar la saga.
Pero
a pesar de todo, Matrix se ha transformado en un hito cultural del
nuevo siglo, generando infinitas interpretaciones desde los más diversos
sectores del pensamiento contemporáneo. El segundo lugar que ocupa la saga en
nuestra encuesta demuestra que el film está representando de alguna manera a
las nuevas generaciones, significando tal vez, lo que represento la saga de
Star Wars para los que somos un poco más grandes. Haciendo un repaso de
las tres entregas uno podría afirmar tranquilamente que la fuerza de la saga
se ha ido diluyendo, pero sin lugar a dudas, este cambalache estético y
filosófico ha dejado su marca.
Muchas veces, cuando un
director
de videoclips intenta incursionar en el mundo del cine, este
traspaso
suele ser decepcionante
ya que no pueden abandonar el lastre
de su experiencia previa
y sus películas se ven cargadas
de una fuerte estética videoclipera y vacías totalmente de
sustancia.
En los primeros años de este
siglo XXI
globalizado, los números mandan.
Todo lo que sucede en nuestro
caótico mundo se ve reflejado
en fríos e impersonales números.
Steven Spielberg se atreve
a cuestionar las tácticas
empleadas por el Estado de Israel
(y por los Estados Unidos)
en su lucha contra el terrorismo
(el real y el supuesto).
encuesta
LAS 10 MEJORES
PELÍCULAS
de la historia del cine
La Naranja
Mecánica
según nuestros lectores
la mejor película
de la historia del cine